Falta diálogo y sobra confrontación
Ver al ministro Puente, al alcalde De la Torre y al presidente Salado sentados en la misma mesa es un ejemplo de sensatez y responsabilidad institucional
El foro con el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, organizado por este periódico, permitió sacar interesantes conclusiones más allá de los importantes ... anuncios realizados durante su intervención. Y la primera de ellas es que todas las administraciones con competencias en la provincia de Málaga tienen claro el diagnóstico en cuanto a la necesidad de infraestructuras y grandes proyectos: urgencia en la mejora de las dos líneas del tren de Cercanías –C1 y C2–; intervenciones en los accesos de la autopista de la Costa del Sol –AP7– y en la autovía de la Axarquía para paliar en parte los atascos; implantación de bonificaciones para rebajar el coste de la autopista a usuarios recurrentes; necesidad del tren de la Costa del Sol entre Nerja y Estepona, y ampliación del aeropuerto y de la estación de tren. Hay muchas más cosas por hacer, pero este podría ser un resumen general en cuanto a movilidad.
Óscar Puente vino con algunas buenas noticias bajo el brazo y anunció una inversión de 1.500 millones de euros para ampliar el aeropuerto, mejoras de la frecuencia y capacidad de la línea C1 del Cercanías y recuperación del proyecto del anillo ferroviario de Antequera como circuito de pruebas para la homologación de los trenes de la red ferroviaria.
Sin embargo, a tenor de sus palabras se puede extraer varias conclusiones: el extraordinario problema que supone que el Gobierno sea incapaz de sacar adelante los presupuestos, por mucho que el ministro diga que se pueden mover pequeñas partidas; la reticencia a un plan de bonificaciones en la AP7 a corto plazo, y, aunque no se reconozca de forma explícita, la ausencia de planes para realizar pequeñas actuaciones en las carreteras más saturadas.
Pero otra de las conclusiones del foro fue que el principal obstáculo para sacar adelante proyectos es la permanente confrontación que hay entre las administraciones de distinto signo político y la falta de un diálogo fluido y leal.
En España se conjuga el enfrentamiento en todos los tiempos y hay pocos ejemplos de trabajo conjunto con esa lealtad institucional. Es verdad que Óscar Puente hizo un llamamiento al diálogo, pero la realidad es que las relaciones no fluyen como debieran cuando se trata de ponerse a trabajar. Fue interesante observar durante el foro los cruces de miradas de líderes del PP como reacción a algunas afirmaciones de Puente y las puyas lanzadas por el ministro durante sus intervenciones. Un fuego cruzado y soterrado que, en cierto modo, evidencia esa falta de sintonía real que sería imprescindible para afrontar proyectos de tanta envergadura.
Esta visita del ministro aglutinó a todo el PSOE malagueño y la sensación fue que aún le falta mucho para configurar esa supuesta imagen de renovación que abanderan la vicepresidenta María Jesús Montero en Andalucía y Josele Aguilar en Málaga. Precisamente el secretario general del PSOE no pudo acompañar al ministro por tener asuntos en Sevilla, aunque tampoco podría haber llegado a tiempo porque el tren que podía traerlo de Sevilla a Málaga tuvo una avería, a la que hizo referencia el propio ministro durante su intervención. En este nuevo PSOE de Málaga hay muchos históricos y se echan en falta más caras nuevas, aunque imagino que eso será cuestión de tiempo porque el proyecto de Aguilar no ha hecho más que empezar.
La anécdota del encuentro la protagonizaron el propio ministro y el presidente de la Diputación Provincial, Francis Salado, que terminaron intercambiándose los números de sus teléfonos móviles. Después de que Puente bloqueara a Salado en la red social X –se puede entender que bloquee a haters pero no a representantes públicos–, no sabemos si ese gesto puede ser el comienzo de una nueva y bonita amistad. Lo que está claro es que ambos hicieron lo que tienen que hacer: buscar líneas de encuentro, aunque sea a través de una broma.
En la política faltan gestos como estos y sobran aquellos que sólo buscan la gresca, la bronca y la confrontación como modelo de supervivencia. En uno y otro lado.
Al final esos profesionales del enredo salen por la puerta de atrás y los que buscan diálogo permanecen y, lo más importante, consiguen cosas.
Porque no debe haber medias tintas, no hay corrupción de baja y alta intensidad –como insinuó el propio ministro–, simplemente hay corrupción y hay que ser implacable en la lucha por erradicarla.
El hecho de que en el foro SUR se sentaran en la misma mesa el ministro Oscar Puente, el alcalde Paco de la Torre y el presidente Francis Salado es un signo de altura institucional y, sobre todo, de sensatez e inteligencia. Dentro de la bronca política siempre tiene que haber un pequeño resquicio para que se cuele el diálogo. Y aquellos que no lo entiendan sería mejor que se quedaran en casa. En casa, pero para siempre.
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