Enclaustramiento crítico

Sufrir una crisis tiene sus ventajas. En lo material nos sirve para deshacernos de lo inútil y en lo personal para ver con quién contamos. ... De nuestro actual y crítico encierro. ¿Quién no ha descubierto las carencias que escondía su propia vivienda? Gracias a vídeos caseros vemos que terrazas y balcones han cumplido con nota la misión para la que fueron proyectados. Han sido desahogo de moradores, y algo mejor, el lugar donde su imaginación ha podido volar. Un amigo ciclista me muestra cómo dentro de su piso puede montar en su propia bici sobre rodillos, gracias a un pasillo ancho y generoso. Pasillos y terrazas, donde los hay, son una bendición para los encerrados y justo son los espacios que quedan fuera de programa. ¿Y quién no ha pensado estos días tirar alguna pared? Las habitaciones son necesarias para separarnos unos de otros, a edades y en momentos concretos, pero la mayor parte de este tiempo ¿no estaríamos mejor si dispusiéramos de nuestra casa como un único espacio interior, libre y diáfano? Bastaría con independizar lo imprescindible: el aseo y el sueño. Nuestra legislación actual, que edita normas cada cuatro años en 17 comunidades, somete al proyecto de una vivienda a un auténtico potro de tortura y el diseño no mejora, sino que se retuerce. En 1940, el arquitecto norteamericano Louis Kahn criticaba ya entonces el excesivo peso de las regulaciones sobre el diseño y afirmó que «frente a la normativa debe ganar el espacio esencial». ¿Y qué es el espacio esencial en una casa? Algo que tiene que suceder tanto en nuestros pisos compartimentados como en los recientemente importados lofts neoyorquinos. No hay fórmulas milagro para el diseño de 50 m2/2 pax, pero debemos reflexionar sobre qué es estrictamente necesario para vivir y qué no. No todo se resuelve desde el standard de la razón y las cifras. Puede que, como al sentimiento, sea más fácil llegar al concepto de espacio desde la poesía. No en vano, Manuel Altolaguirre escribió: «¡Ya que no puedo ser libre... agrandaré mis prisiones!».