UNA EFICAZ GESTIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO
Cuando le conocí era un muchacho de unos 25 años que acababa de llegar de Inglaterra -adonde se había marchado después de licenciarse en Historia ... del Arte-, para hacerse cargo de una concejalía del ayuntamiento de Estepona ante la renuncia de otros ediles. En aquel tiempo yo presidía la asociación Cilniana y nuestro encuentro fue debido a su intención de proponernos una actuación conjunta.
Me sorprendió su juventud, su carisma, la madurez de su pensamiento, el entusiasmo que transmitía cuando hablaba de sus proyectos y, especialmente, su pasión por el Patrimonio Histórico en unos momentos, hoy diría que también, en que Marbella pasaba olímpicamente de él. Han transcurrido siete años desde su incorporación al consistorio de la vecina ciudad. Siete años en los que hemos asistido algo envidiosos al incremento de sus bienes patrimoniales, a la imparable actividad arqueológica y al apoyo que este concejal de Patrimonio Histórico, Museos y Archivos, ha recibido de la corporación municipal, que no escatimó medios para que se materializaran sus propuestas.
José María Guerrero ha sido un excelente administrador del ámbito cultural esteponero que ha conseguido inculcar en sus convecinos su pasión por el pasado histórico, derribando mitos sobre los orígenes de esta villa que, hasta el siglo XVIII, había formado parte de la Tierra de Marbella.
Nada es producto del azar, pues todo tiene un origen y este procede de su época universitaria, cuando trabajó de voluntario en distintas excavaciones, entre ellas la del Chare, que tantas sorpresas escondía en su subsuelo, como la estatuilla femenina de cerámica, de unos 5.000 años, que han convertido en la imagen de Estepona. Es posible que aquellos primeros contactos con los arqueólogos y, fundamentalmente con Ildefonso Navarro, consiguieran apasionarlo por esta actividad; es posible, porque crea adicción, que al conocer las dificultades que entraña la excavación de un yacimiento, se sintiera implicado emocionalmente con ese pasado ignoto que sólo puede conocerse mediante el estudio de las entrañas del suelo. Y puede que jamás sospechara que, años después de dejar la universidad, se convertiría en la llave que abriría la puerta a la antigua Istibuna, la ciudad fortificada, hasta entonces desconocida.
A sus treinta y pocos años su currículo es de vértigo: ha organizado seis semanas de Patrimonio, la última hace poco más de un mes, con presencia de las voces más autorizadas del panorama científico; ha coordinado exposiciones temporales; homenajeado a los antiguos fotógrafos de Estepona; o propiciado conferencias sobre los temas más variados. Sin embargo, quizá lo más interesante sea de tipo material, tangible, como la ampliación de las instalaciones del almacén y centro de restauración de piezas arqueológicas, no importa de dónde procedan porque, como ha dicho en más de una ocasión, «el patrimonio no tiene límites». Muestra de este ideario es el hecho de que, mediante un convenio con el Instituto Alemán, habilitó un espacio para albergar el laboratorio donde se analizan las piezas halladas en los Castillejos de Alcorrín, del término municipal de Manilva.
Resultado de su implicación con el patrimonio que existe «debajo de los pies», como lo definió el arqueólogo municipal, es la remodelación de 34 calles del centro histórico, con hallazgos arqueológicos en todas ellas, pues han sacado a la luz numerosos tesoros ocultos. Entre ellos, los hornos del siglo XIII que evidencian la existencia de una destacada manufactura ceramista; o las tenerías encontradas en 2016 bajo el solar del antiguo bar «el Manicomio», las mejores de la Península Ibérica gracias a su magnífico estado de conservación. Tenerías y alfares concentrados en un arrabal que albergaba una floreciente industria en la época medieval.
Otros logros han sido la potenciación de los museos, en especial el arqueológico que, pese a sus reducidas dimensiones, contiene una increíble variedad de fondos procedentes de la propia localidad; los centros de interpretación de las Torres sobre el mundo romano; o el centro dolménico de Corominas, cuya visita recomiendo en la certeza de que se sorprenderán. También ha organizado el archivo municipal, dotándolo de recursos suficientes para facilitar la labor de los investigadores.
La democracia tiene sus sorpresas y este es un claro ejemplo, pues la trayectoria de este muchacho no ha sido suficiente para que continuara al frente de la Delegación de Patrimonio. Desconozco las razones por las que su nombre ha desaparecido de la candidatura de su partido en estas últimas elecciones, pero sí que justifican aquella frase que escribí hace dos semanas en el sentido de que la incorporación de gente joven a los ayuntamientos aporta esa frescura que necesita nuestro panorama político. Tengo el convencimiento de que la persona que sustituya a José María estará a su altura, no obstante, pienso que se ha prescindido de una persona de gran valía y dilatada experiencia que, posiblemente, desarrollará en otra ciudad.
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