En el día de la Inmaculada
Hoy, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María es cuando, tradicionalmente, se ponen los belenes en las casas. La realidad se impone y ahora son ... menos que antes los hogares que colocan, entre sus paredes, un nacimiento. Sin embargo, no está mal, incluso desde el punto de vista decorativo, recuperar la representación del momento en el que Jesús de Nazaret vino al mundo, rescatando, de esta manera, del túnel del tiempo lo que en la Edad Media ideó San Francisco de Asís. Es buena idea, máxime si reparamos que las fiestas de la Navidad son la celebración del nacimiento de Cristo, digamos que estamos de fiesta de cumpleaños.
Soy incapaz de imaginar la complejidad de las múltiples emociones de la madre de Jesús ante el nacimiento de su niño, sabiendo que era hijo de Dios, pero sí alcanzo a poner un sencillo belén en casa, algo que invito encarecidamente a hacer en los hogares cristianos, en el día en el celebramos que el papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de María; corría el año 1854. Con ese dogma se afirmaba rotundamente que María fue concebida sin pecado original.
España jugó un papel muy importante en la defensa de esta verdad de fe y, de hecho, los sacerdotes españoles, como privilegio litúrgico, en la solemnidad de la Inmaculada, podemos revestirnos de turquesa para la celebración de la Eucaristía; es más, el propio papa Pío IX al inaugurar tal día como hoy el primer monumento urbano a María Inmaculada en la Plaza de España de Roma, afirmó: «Fue España la nación que trabajó más que ninguna otra para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María». Puestas así las cosas, tocaría celebrarlo, como mínimo, poniendo un nacimiento en casa.
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