CREACIÓN Y ATRIBUCIONES DEL CONCEJO DE ISTÁN
Mucho se ha escrito sobre la repoblación de los pueblos del Reino de Granada después de la expulsión de los moriscos, sin embargo, escasean los ... estudios centrados en los primeros compases de aquellos pobladores, llegados desde los más recónditos lugares del país alentados por las casas y tierras que les ofreció Felipe II.
A Istán le asignaron 50 colonos que sustituirían a 146 vecinos moriscos. Para resolver el exceso de viviendas, se decretó que se redujeran «a tantas moradas como vecinos a de aver». Ardua tarea la de los recién llegados, pues debieron adaptarse a un pueblo fantasma y revitalizar unos campos que no habían sido cultivados durante tres años.
Aquellos primeros pobladores tuvieron que organizar muchos aspectos de la vida social y laboral de la comunidad, en especial el concerniente al gobierno municipal, siguiendo las ordenanzas para la repoblación que le señalaban un concejo propio, pese a depender jurisdiccionalmente de Marbella. Así, en noviembre de 1573, se concede licencia y facultad a los nuevos pobladores de «Instán para que se juntasen y entre todos nombrasen por alcaldes y rexidores los que le pareciesen más suficientes. Y de los que tuvieran más votos, presentasen a la dicha ciudad de Marvella doblado número para que su concejo elixiese dos alcaldes y dos rexidores, los que más conviniesen».
Este proceso se realizó tres años más tarde bajo la dirección del escribano Andrés Solano, que había dirigido el repartimiento de Istán y que en aquel momento se encontraba haciendo el apeo de Alhaurín. Su primera actuación consistió en convocar a los vecinos para que se juntasen en concejo abierto con el fin de proceder a la elección de los miembros que lo integrarían, más un escribano. Como aún no había pregonero, y en el acto debían participar todos los cabezas de familia, los emplazó en la iglesia para el viernes 19 de julio de 1576, con el fin de ejecutar la misión encomendada. Los nuevos cargos tendrían una duración anual, «hasta el día de fin del año venidero de quinientos e setenta e siete años, para venir a començar desde allí en adelante en cada un año una eleçion».
Las votaciones fueron a mano alzada y, una vez finalizadas, Solano marchó a Marbella para comunicar al concejo los nombres de los ocho seleccionados, de los cuales debería elegir cuatro. Los primeros alcaldes de Istán fueron Hernán Sánchez Camberos y Juan Pérez Flores; los regidores, Gonzalo Fernández y Juan González, y Francisco González, «que sabe leer y escribir», como escribano. Su cargo fue breve, pues enseguida se marchó a vivir a otro lugar en donde había conseguido mejores terrenos.
La permuta de tierras entre pobladores fue una constante de este proceso, considerado un fracaso por muchos historiadores, ya que las continuas deserciones fueron la causa de que los vecindarios no se consolidaran definitivamente hasta el último tercio del siglo XVII. A esta inestabilidad deben sumarse las epidemias que asolaron la zona, especialmente la peste de 1680, que dejó un considerable número de huérfanos cuyas haciendas pasaron a unos tutores que no se preocuparon por ellas.
Los primeros concejos de Istán ejercieron múltiples funciones, ya que fueron los encargados de conformar las instituciones necesarias para una perfecta administración. Compuestos por personas no originarias de la zona, trasplantadas a estas latitudes, debieron consensuar con sus convecinos las cuestiones concernientes a la transformación de aquella vieja alquería musulmana en un municipio netamente castellano, siempre bajo las directrices del Consejo de Población de Granada.
El 28 de mayo de 1599 se les concedió licencia para crear el pósito del pan «que tienen junto y recogido y fueren juntando y recogiendo. Y hecho, ellos lo puedan administrar, beneficiar, regir y gobernar como sea en más beneficio y aprovechamiento del dicho pósito», destinando a tal fin 90 ducados del caudal de propios. Su administración estaría encomendada en exclusiva al concejo local, sin que pudieran intervenir las justicias de Marbella. Asimismo, se nombra un personero para defender los asuntos «tocantes al bien y pro común».
Otro privilegio de los nuevos pobladores fue el uso de «los exidos, términos y montes que según la población y vecinos pareciere ser necesario para su entretenimiento y sostenimiento de sus ganados. Y que lo mesmo se haga en respeto de los otros propios que los dichos concejos tenían o pareciere que deben tener». Asunto complicado dada la pertinaz oposición de Marbella que los consideraba suyos y tratará de impedir su uso y disfrute. Esta rivalidad generó un continuo cruce de demandas por ambas partes, siempre sentenciadas a favor de los istaníes y desobedecidas pertinazmente por la ciudad, pese a las reiteradas órdenes del Consejo de Población. Unos enfrentamientos que perdurarán hasta bien entrado el siglo XX, y que ocasionaron al pueblo una crisis económica nunca resuelta.
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