Cortylandia
No va a haber Cortylandia en Madrid, pero tenemos a Rufián. Esquerra ha acordado con Sánchez frenar el 'dumping' fiscal de Madrid, esto es obligar ... a Isabel Díaz Ayuso a subir los impuestos a los madrileños. Tal vez sea que el independentismo haya hecho un viaje tan cósmico por las peculiaridades territoriales, las DUIS y la España que ens roba que vaya a rematar en esta cosa de negar que cada comunidad gestione el tramo de los impuestos que le corresponde. El 155 para Madrid. Esquerra venía a liberar a los pueblos de España, pero ha comprendido que quizás convenga más dominarlos. A ver si la ventana de oportunidad de Otegi, 'climalit' de mis Españas, va a ser de oportunidad de mandar. Al nacionalismo siempre le gustaron las langostas como a mi abuelo, «una con otra» y este de andar caliente es un propósito tan respetable como otro cualquiera. Andaban los catalanes enredando con la cosa simbólica y el juego de rol del 1714, el martirologio de Torra, la pureza albina de Copito de Nieve, el negro de Banyoles y en general la arquitectura emocional del pueblo catalán ofendido por la cochina injerencia española, y de pronto están en la fiscalidad de Madrid, ahí, interviniendo.
Hablaba de Cortylandia y de su falta. Me gustaba mucho el tren de los ratones del parque infantil de Navidad. Eran unos roedores muy simpáticos que según la iconografía de la atracción -un trenecito que tardaba dos minutos en dar una vuelta- vivían en un costurero, creo recordar. Otro año montaron una que se llamaba 'Los duendes pristilo' inspirado en unos elfos que vivían en una flor, naturalmente. La música de Cortylandia sonaba en bucle; el Mariah Carey de aquí.Hasta hicieron un cedé que llevábamos en el coche y así, mientras el soniquete se repetía una y otra vez. En ese tiempo de sofronización musical, uno iba entendiendo que toda la distancia que se tomaba sobre las navidades, ese 'Qué horror, Cortylandia' que se nos escapa a los estetas cuando concebimos echar la tarde en el parque infantil de un centro comercial, toda esa pose, digo, es una gilipollez porque a este mundo hemos venido a divertirnos y a pasarlo bien. Y Rufián, también.
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