Lo de Cela
Marina Castaño le ha escrito una carta abierta a Camilo José Cela. Le cuenta -nos cuenta- que España está desmadrada, y en esto acierta, que ... la mayoría de amigos son traidores o están muertos y que tiene un novio cirujano vascular. Yo creo que una carta abierta se la escribes a todo el mundo menos al destinatario. Una carta abierta es un mensaje por megafonía en un supermercado. Marina Castaño la escribe desde el potro en que martirizamos a las últimas mujeres de las grandes mentes de nuestro tiempo: María Kodama (Borges), María Asunción Mateo (Alberti), Marina Castaño (Cela), Irene Montero, etc.
Creen que una mujer solo puede estar con un hombre mayor por fama y dinero, y el hombre solo puede creer en ese amor sincero en estado de celo cagalón y si está chocho. No estoy de acuerdo; Cela de viejo era un superhéroe. Se supone también erróneamente que el viejo desprecia la intelectualidad para aferrarse a las dos cachas que le pone la vida por delante. Se da un momento en el que cualquier hombre, y en esto incluyo a los genios de la literatura, está harto de que vengan a analizarle el contexto histórico de su obra, pues lo que pretende es que le den más amor y menos la turra. La fama impone a sus titulares cargas que nadie debiera soportar nunca. No hay descanso para el célebre. Uno llega a faraón del Egipto, pongamos, se muere, lo entierran y, cuatro mil años después le abren la tumba, le desbaratan el sarcófago, le desentierran la barca solar y pronto andan los becarios de la universidad de Yale cortándole filetes del hígado con el microtomo para ponerlo al microscopio y haciendo bromas sobre la forma de pasa que adquiere su pene momificado. Eso es una celebridad muerta: una momia expuesta.
A los muertos se les hacen cosas que no merecen ni de vivos. Hay que ponerse en la piel de Cela y entender lo que supone ganar el Nobel de Literatura para que tu viuda te escriba diciéndote que tu nación está perdida, que tu colección de cuadros adorna las paredes de los despachos de unos funcionarios y que después de llorar tu muerte, se fue con un médico más joven que tú. Y que lo lea toda España.
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