Caminando, o algo así
Cuando el panorama político se mueve y algunos toman sensatamente la puerta de salida, ella, Macarena Olona, vuelve. Vuelve Macarena de España, pero con el ... españolismo rebajado, aguado el fervor patriótico. Vuelve con tacones blaugranas para caminar juntos. Caminando Juntos se llama su nuevo partido. Tacones de aguja para el camino embarrado. Y el primer charco, un referéndum sobre Monarquía/República. Eso es lo que propone la ahora liberal Olona. Si antes usaba un trato rancio para dirigirse a los periodistas que la entrevistaban (doña Susana, llamaba a Griso), ahora Macarena desciende al tuteo y llama Xabier a quien antes habría sido don Javier Fortes.
Vuelve como candidata por Granada, porque la Andalucía cañí se le metió en la médula con su abuelito andaluz, cuando Juanma Moreno iba a ser un buen vicepresidente para doña Olona. La peineta incrustada en el cráneo, perforando las circunvoluciones cerebrales para reafirmarse al tiempo que reniega de Vox y repudia a su antes Guerrero del Antifaz, el ahora fascistoide Abascal. El corazón le ha volado a Macarena -¿o será a estas alturas Maka?- al campo del rock duro. Su pareja es un baterista que se autoproclama republicano, antifascista y feminista que meses atrás la atacaba en las redes y ahora se fotografía con camisetas con el ilustrativo letrero FCK VOX en el pecho. Bombo y platillo. Caminando juntos y con zancos. Contagio de feromonas, trabajo de Cupido. O profunda reflexión. Olona considera que el pueblo español ha alcanzado en estos últimos meses la madurez que no había alcanzado en décadas y ya puede pronunciarse sobre las grandes verdades. Monarquía o República. Cara o cruz.
Cuando Pedro Sánchez lanza la moneda y propone un plebiscito: la extremosa derecha o yo, Macarena sale por peteneras y tamborilea el redoble que precede al salto mortal. Ríase Yolanda Díaz con su tabla aritmética, ese Sumar incierto y ese restar contra Podemos que pretende llevar a Irene Montero a la cola del paro. Que se vayan las Arrimadas, el plausible Guillermo Díaz, que descanse el descansado ministro Alberto Garzón. Macarena Olona, como esos que entran al congestionado metro por la puerta por la que los demás salen, va contracorriente. A su brújula se le han fundido los plomos, los campos magnéticos de la tierra están borrachos. Demasiado rock. Pedro Sánchez ha planteado el caos o yo. Olona prescinde del caos. Sencillamente nos dice: yo o yo. Un egotismo que por mucho anuncio de zapatería y mucho caminar juntos que le ponga a su partido puede acabar en un paseo solitario y en un vacío en las urnas tan grande como el que tiene su proyecto (?) político.
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