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ILUSTRACIÓN: FELIP ARIZA
EL FOCO

La caja negra de la curiosidad

Me pregunto cuántos de todos esos adolescentes que se sienten angustiados, deprimidos, son curiosos

Domingo, 16 de abril 2023, 02:00

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Cómo nos gustaría poder preguntar a Chatgp, ese juguete de la inteligencia artificial, qué hacer para que nuestros hijos fueran personas curiosas. Que nos lo ... contaran en un libro, en un tutorial de Youtube, en un vídeo de Tik Tok, en un hilo de Twitter, en un post de Instagram. Pero no. Es un misterio. Una caja negra. ¿Qué es lo que provoca que se tenga un interés por saber más? ¿Que se te pase el tiempo volando sin que te hayas dado cuenta, no sé, aprendiendo de las polillas? Lo de las polillas tiene su historia, porque es una de las que cuenta el conde Rostov, protagonista de la maravillosa novela Un caballero en Moscú, de Amor Towles, cuando tiene que explicar la evolución de Darwin. El aristócrata, en arresto domiciliario en el mejor hotel de Rusia, consigue transmitir curiosidad en esas páginas porque es un observador constante del espectáculo de las relaciones humanas, de la gastronomía, de la sociología o de la Historia. Cuando aceptas la maravilla que la cotidianidad despliega delante de nuestros ojos es más fácil agradecer estar vivo, si eres curioso, porque siempre vas a querer saber más, de cómo funciona todo, incluidas las relaciones humanas. Pero para eso hace falta salir del ombligo del yo y, sin olvidar la introspección, tener la humildad del sólo sé que no sé nada. Y disfrutar el camino. Me pregunto cuántos de todos esos adolescentes que se sienten angustiados, deprimidos, son curiosos. Si lo eres, inevitablemente te interesas por lo más pequeño, las polillas, hasta el cuadro más inmenso, la geoestrategia o la astronomía y todo añade perspectiva. Los problemas propios encogen.

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