La realidad del mundo que nos rodea puede que no nos guste demasiado, al menos en determinados momentos, y puede llegar a producirnos desasosiego porque ... algunos acontecimientos se muestran persistentes en su desagrado y, normalmente, solamente podemos asistir como espectadores a su desarrollo. En mayor o menor medida todo aquello que nos rodea tiene una repercusión en nuestras vidas, aunque a veces no lo notemos de una forma inmediata y directa.
En caso de aportar un granito de arena para que la situación sea más agradable intentamos colaborar, pero suele ser bastante complicado. Por el contrario, empeorar la realidad suele ser más fácil y parece que algunos disfrutan haciéndolo, sobre todo desde que las nuevas tecnologías les dan ciertas facilidades para llevar a cabo su «afición», por llamarlo de alguna forma, porque también puede tratarse de una suma de intereses.
Entre tanta oferta emisora hay quien parece haberse especializado en llamar la atención a costa de cualquier cosa, llegando a deformar la realidad, aunque a veces tomen como base un hecho cierto. Habitualmente de lo que se trata es de que quien navegue por algunas redes termine dándole al botón que abre una determinada página y que se contabilice así una visita más, para lo que utilizan llamativos titulares, escándalosos en ocasiones, que poco tienen que ver con el texto que les sigue, si es que se dice algo coherente. O bien se usan unas imágenes que, aunque reales, no se correspondan con nada de lo que se comenta, como ha ocurrido en los últimos días con un suceso que se le ha endosado a Marbella sin tener ninguna relación. Una escena de película en la que se desarrollaba un tiroteo en plena vía pública, donde las metralletas mostraban todo su poderío disparando a diestra y siniestra, era distribuida por internet como unos hechos ocurridos en una calle de Marbella, aprovechando que unos días antes, en esta ciudad, hubo una persona muerta de un disparo en lo que todo indica un ajuste de cuentas entre delincuentes. Las imágenes correspondían en realidad a una batalla del Líbano, según informó una cadena de televisión extranjera, pero alguien prefirió trasladarla de sitio con bastante maldad y sin que sepamos cuál es su beneficio, aunque todos tengamos nuestras propias suspicacias.
No sabemos cuanta difusión ha podido tener este bulo, aunque afortunadamente fue contestado rápidamente por algunos perspicaces internautas que captaron con rapidez de donde procedían las imágenes y fueron destapando el fraude. Pero, por otra parte, no deja de ser desalentador que otros muchos cayeran en la trampa y, además, lo compartieran en la red, ampliando así la posible audiencia. Desmentirlo quizás sirva de poco en algunas ocasiones cuando el daño ya está hecho, porque hay quien suele darlo todo por cierto rápidamente sin detenerse a pensarlo.
Lo peor, quizás, ha sido que en esta difusión se encontraban también algunas asociaciones de representantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad de nuestro país, que lo que suelen hacer habitualmente es avisar de la existencia de estos bulos. Pero a este le han dado veracidad, al menos al principio, lo que demuestra que nadie está a salvo de verse absorbido por una malévola tendencia a contar la irrealidad, aunque esto signifique que muchas personas puedan verse perjudicadas, o quizás precisamente por eso.
Ante estos casos que suelen ser más frecuentes de lo que algunos podamos apreciar, también nos encontramos con que muchos receptores suelen admitir con naturalidad lo que les llega aunque sepan que se trata de una falsedad, en una operación de crear su propia realidad hasta con satisfacción, lo que ya resulta retorcerse el colmillo y hacerse trampas al solitario. Pero esto también es una realidad.
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