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Hay que ser muy capullo para bucear por la redes sociales buscando un perfil de mujeres vulnerables, con carencias afectivas, y en estado depresivo para ... estafarlas y, además partirles el corazón.
Hay otros timos que no es que me parezcan bien, pero en el fondo pienso que los timados iban con mala intención y me da menos pena que acaben recibiendo un poco de su propia medicina. En el timo de la estampita, el tocomocho y evoluciones de éstos, uno de los estafadores se hace pasar por un tonto que desconoce el valor de unos billetes, de lotería o algo similar y aparece un listo compinchado con el anterior que propone a la víctima del timo hacerse con el dinero, engañando a ese supuesto tonto. Al final, son estafados por pura avaricia, cuando intentan aprovecharse de alguien indefenso.
Los timos románticos son muchísimo peor. Te dejan sin dinero igual, con el agravante de que tú lo que querías era cariño, no engañar a nadie, y encima te rompen el corazón. Ni siquiera despiertas esa ola de solidaridad que generan las mujeres abandonadas, ni tampoco estás para vengarte como Shakira, que una loba como yo no está pa tipos como tú uh uh uh uh. Que, por otra parte, la primera vez que lo oyes te hace gracia que tenga el cuajo de cantar esas cosas, pero cuando lleva varias cancioncitas con lo mismo te dan ganas de decir: Pasa página ya y despega, guapa, que ya toca.
La Policía detuvo a cinco personas en la operación 'Bralina', por estafar 325.000 euros a dos mujeres a las que hicieron creer que tenían una relación por Internet con Brad Pitt.
Vale. Que es venirse muy arriba creer que te estás guasapeando con Brad Pitt y seguir pensándolo cuando te pide pasta... Pero me despierta mucha ternura que alguien crea que contacta contigo por casualidad y, a partir de ahí, comienza una relación amorosa epistolar. Que no sé yo dónde está la gracia de tener una relación con Brad Pitt exclusivamente por whatsapp, porque total para eso...
En el fondo no sé si las mujeres somos más crédulas o más inseguras y acomplejadas y nos conformamos con un poco de amor virtual. Cuánto nos queda que aprender de los hombres, que ven como algo natural que tíos feos y/o viejos, pero ricos y/o poderosos, estén con pibonazos muy reales. Y, lejos de sentirse mal por si están con ellos por su dinero o por su puesto, lo llaman erótica del poder y lo incluyen en el catálogo de atractivos, como si fuera una parte intrínseca de su cuerpo serrano. Y se quedan tan pichis.
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