Bibliotecas por venir
Hoy se celebra el día de las bibliotecas, otro de esos señalamientos en el calendario que sirve para distintos fines, dependiendo de como se lo ... tome cada uno. Puede ser una celebración o puede que sea una reivindicación, variando esta circunstancia en función de que es lo que pase con lo que se conmemora en la fecha elegida. En este caso, lo de las bibliotecas, no es que sea un asunto para salir a la calle a tirar cohetes como si se tratara la fiesta del patrón o la salida hacia el Rocío, que es cuando más proliferan los usos pirotécnicos. De todas formas hay quien presume de haber avanzado enormemente en los proyectos de nuevas instalaciones y en Málaga, por ejemplo, resaltan que tienen más de noventa mil socios en sus bibliotecas, lo que supera en mucho a los abonados del primer club de futbol. Algo es algo, que las cifras del futbol siempre son muy utilizadas para hacer comparaciones con otras cosas.
Pero la tónica general es la de que suele haber deficiencias de instalaciones con una buena colección de libros y con una infraestructura eficiente para facilitar el acceso a los mismos, con buenos horarios para el público, servicio de préstamos, etc. En el caso de Marbella esta fecha puede servir para celebrar lo que está por venir, que es el proyecto varias veces anunciado ( y que ahora parece revitalizarse) de la creación de la llamada biblioteca central de la ciudad en las instalaciones de lo que durante años ha sido el Museo del Bonsai, lo que no deja de tener su punto de paradoja, cambiar museo por biblioteca. Claro que mucho peor era, y hasta incongruente, que la instalación bibliotecaria existente en el centro durante mucho tiempo estuviera plagada de goteras y de los efluvios que emanaban del mercado. Se hizo de aquella manera, sin excesivo mimo en su confección, casi como una justificación del resto del enorme edificio que se levantó.
Pero, en fin, lo importante es que se haga cuanto antes la nueva para paliar el excesivo tiempo que ha pasado sin contar con ella, algo que, aunque algunos no lo crean (aquellos que no suelen leer un libro en su vida) hay quien la echa bastante de menos, que todavía queda gente que disfruta con un ejemplar en sus manos y rodeado de estanterías en las que poder elegir aquello que más le gusta.
Seguramente, entre las infraestructuras pendientes en el municipio, en las que hay algunas enquistadas desde hace tiempo, y que no hace falta recordar lo importante que son, esta no estaría en el primer lugar de una encuesta popular, porque ya se sabe lo que ocurre con todo lo que tiene que ver con la cultura, pero eso no quita para que deba ser una cuestión básica en los planteamientos de las administraciones públicas, que deben cubrir los huecos siempre pendientes dentro del ámbito cultural. Aquí la oferta debe surgir antes que la demanda. Hay que luchar, además, con la tendencia de utilizar solamente las nuevas tecnologías para adentrarse en el mundo del conocimiento. Es frecuente oir argumentos como los de «pero si todo está en Internet», para justificar la poca afición a la lectura.
Una buena red de bibliotecas ofrece la posibilidad de acostumbrarse a acudir a un centro en el que se puede encontrar un amplio panorama de lecturas, entre otras cosas. Hoy, además, estas instalaciones ya no son, o no deben ser, meros almacenes de libros, sino lugares de encuentros culturales, con actividades que incentiven la presencia física y aumenten la actividad lectora. También se convierten en centros de estudios para aquellos que tienen que preparar exámenes o trabajos que necesitan de un cierto grado de tranquilidad y concentración que no suelen encontrarse en los habituales lugares de trabajo o vivienda.
La existencia o falta de estas instalaciones también definen a una ciudad. Así que hoy celebremos que lo que está por venir solamente puede mejorar lo que hay.
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