Agosto también existe
LA TRIBUNA ·
Es deleznable que este Gobierno de irresponsables nos siga tratando tras dieciocho meses de pandemia como a niños y con la desinformación y la mentira como estrategia, también en el veranoCÉSAR RAMÍREZ
Domingo, 15 de agosto 2021, 10:21
Agosto es el mes borrado del calendario, un tiempo que todo el mundo quiere quitarse de en medio. La adaptación mental al estío que hacemos ... durante el transcurrir de la primavera recibe su puntilla en un mes de julio en el que el calor nos va languideciendo en la espera del que creemos que debe ser nuestro merecido y ganado descanso. Las redes sociales y los chats echan un humo que cambia los chascarrillos del trabajo por el músculo sacado del mejor destino vacacional, la búsqueda de la foto que ponga los dientes largos al prójimo. Y en esta parálisis progresiva parece que no va quedando nada que contar de salud que no sea de esta maldita pandemia, que sigue siendo la salsa de todas las comidas. Y yo, que soy de apurar hasta el último día para elegir el tema del que escribo como mi admirado Joseantonio Trujillo, temo no tener cosas a las que hincar el diente porque la vida quiere desertar en el verano. Y sin embargo, este año en agosto me sobran los motivos, que diría Sabina, y casi me apunto a hacer un repaso semanal, como con el que cada semana nos deleita el maestro Javier Recio.
Hace unos días estaba decidido a escribir sobre las lágrimas de cocodrilo de oro del 'culé' Messi, y la indignación y nostalgia de muchos blaugranas, catalanes o no, representadas en la apertura en grandes caracteres de todos los tabloides nacionales digitales e impresos, nacionales y nacionalistas. Medio país futbolístico llorando (algunos pobres ilusos seguro que lo habrán hecho de verdad) porque se va un tío al que nuestro país le importa un pepino. Y todo en una piel de toro que sufre todos los años la fuga de cientos de sus cerebros más brillantes para investigar, trabajar y prestar servicios en otros sitios del mundo en los que se les pague y dignifique su trabajo acorde a su preparación. España es un país científicamente fracasado que invierte su capital en dar una formación brillante a jóvenes generaciones de alta capacidad que tras dejarse la vida estudiando aquí encuentran que no tienen medios para investigar ni un contrato laboral digno, así que emigran y es otro país el que se aprovecha de ello. Y nadie, salvo sus padres o ell@s mism@s, vierte una lágrima. Ni por supuesto ningún medio lo recoge. Somos un país que desprecia el talento y en el que parece que la economía de mercado pura y dura domina la escena, «tanto tienes tanto vales, no se puede remediar», que cantaba el gran Manolo García. Nosotros preferimos el «don't cry for me Argentina» de Webber en versión local a Messi, estate tranquilo que ya lloramos los españolitos por ti. Eso sí, no esperamos lágrimas por los cerebros fugados.
Pienso en cambiar de tema ayer mismo, cuando el que fue mi paciente y hoy es amigo y gran periodista sevillano (y sevillista) Juan Méndez me invita a reflexionar en Twitter sobre un aspecto importante de la vacunación Covid. Y es que desde que me puse la segunda dosis el 8 de febrero, cada mes cuento con la colaboración de mi compañera Cristina Morales que me mide en el laboratorio de mi hospital los niveles de anticuerpos totales que voy teniendo, y los voy compartiendo en mis redes sociales. Si bien tras seis meses mis niveles siguen siendo muy elevados y estoy ampliamente protegido, los valores absolutos han bajado casi un 60% en estos meses. Cuando busco bibliografía, no encuentro resultados publicados a doce meses (que deben tenerlos ya registrados y analizados) ni de la efectividad de las vacunas ni de cómo van oscilando en el tiempo los niveles de anticuerpos en los pacientes que fueron incluidos en los ensayos iniciales de Oxford, Pfizer y Moderna. En lugar de ello, nos han ido soltando tiritos en los medios de comunicación por medio de sus ceos para que nos preparemos para la tercera dosis de la vacuna y las que hayan de venir. Y a mí me parece fenomenal, pues la vacuna es lo que está salvando al mundo a fecha de hoy y me vacunaré cuantas veces haga falta. Lo que no me gusta es que las grandes compañías pongan sus cuentas de resultados y sus índices de cotización bursátil por encima de la ciencia y la información a la ciudadanía.
Bueno, pues ya en progreso para centrarme en un tema definitivo me encuentro ayer un tuit de la cuenta personal del presidente del Gobierno español, el que plagió su tesis, haciendo gala de su bien ganada fama de farsante y publicando un diagrama de barras en el que España aparece colocada como el «primer país del mundo con el mayor porcentaje de población con una o dos dosis de la vacuna», en concreto con un 73%. Estos datos, que son consultables en la web ourworldindata.org, son fruto de la manipulación y de haber utilizado los filtros que esta página permite y que dan la opción de sumar y quitar países según el interés del buscador. Cuando se incluyen todos los países del mundo, se puede observar que Malta (92%), Emiratos Árabes Unidos (81%), Uruguay (75%) y Dinamarca, Chile y Escocia (74%) están por encima de nuestro país y que Portugal, Galés, Canadá e Inglaterra están a nuestro mismo nivel. Aquí lo realmente loable es la voluntad y el alto perfil de compromiso del pueblo español, que ha asumido la necesidad de ser vacunado pese a mensajes como el que el impresentable e inexplicablemente todavía director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, doctor Simón, recetó hace unos días considerando que no se puede obligar a la gente a vacunarse ni se debe exigir el certificado Covid a nadie para nada. Es maravilloso que los españoles seamos tan solidarios y responsables con este elevado grado de cumplimiento de la campaña de vacunación (los rusos, que tienen su Sputnik V, no han llegado ni al 20% a fecha de hoy), tanto como deleznable es que este Gobierno de irresponsables nos siga tratando tras dieciocho meses de pandemia como a niños y con la desinformación y la mentira como estrategia, también en el verano.
Al final, no tengo espacio para hablar de lo que realmente quería, pediré permiso para la semana que viene al director...
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