Insulto en red
Rafael J. Pérez
Lunes, 5 de junio 2017, 07:32
En la última escena de la película &lsquoLa lengua de las mariposas&rsquo, basada en el relato homónimo de Manuel Rivas, un niño pugna con ... sus padres y otros vecinos en la búsqueda de insultos cada vez más contundentes contra su maestro. La mala educación está al orden del día. Aunque no hay que recurrir al cine para escuchar insultos. Basta darse una vuelta por la calle o redes sociales.
La concejala en el Ayuntamiento de Torremolinos, Aida Blanes, recibe junto a otros miembros del Consistorio como el alcalde del municipio, José Ortiz, insultos y amenazas por redes sociales. Estos hechos han sido denunciados. Los comentarios de los mensajes podrían ser constitutivos de un delito de odio, amenazas o atentado al honor.
Nadie debe insultar a nadie. Sea del arco político que sea, sea de la ideología que sea, sea de la religión que sea. El respeto al prójimo y a las autoridades lo defienden la Constitución, la legislación actual y hasta la Biblia.
Con la llegada de las redes sociales pareció que todo el campo era orégano y con un ordenador o móvil en la mano se podía escribir lo que apeteciera. Manifestar la legítima diferencia de parecer y opinión es recomendable. Es más, necesario. Pero hay líneas rojas que no deben traspasarse nunca. «Yo la fusilaría sin preguntarle y punto» o «esta gente no tiene derecho a vivir» son expresiones que atentan directamente a la convivencia pacífica. En democracia no todo vale. El límite de la libertad de expresión está en el respeto a la persona y a sus ideas. Por eso hay que celebrar las sentencias condenatorias a personas que no tienen ningún tipo de control sobre sus comentarios en redes sociales. Recientemente la Fiscalía pedía dos años de cárcel para un vecino de Fuengirola acusado de fomentar el odio hacia los árabes con mensajes en los que insultaba y pedía su expulsión de España.
A Dios gracias, la sensación de impunidad parece que desaparece. Ya nadie puede insultar en la red parapetándose en perfiles falsos o en su particular perfil. Difamar, vejar o atentar al honor no saldrá gratis a quien llevado por los motivos más peregrinos vomita en las redes sociales toda la mierda que lleva dentro. No hay insulto justificable. No es justificable insultar a un político, ni a un médico, ni a un maestro, ni a un artista, ni a un sacerdote. A nadie.
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