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HABLAR Y VIVIR

Parar, templar y mandar

Antonio Garrido

Domingo, 18 de diciembre 2016, 09:59

Una cosa son las opiniones y actuaciones de grupos sociales y otra el democrático uso del lenguaje. Por muchas maniobras que se realicen, por mucho que los poderes políticos y mediáticos se alíen para cambiar el idioma, que no es otra cosa que cambiar las mentes, siglos de convención y acuerdo sobre los signos del lenguaje son muy difíciles de borrar de la conciencia del hablante.

Una cosa es el deseo y otra la realidad, como tituló Cernuda un libro admirable. Las campañas contra la fiesta de los toros, de tradición secular por otra parte, ya que se llegó a amenazar con la excomunión a los aficionados, se suceden pero el léxico taurino está vivísimo como siempre. Guste o no, los toros son una parte importante de la cultura hispánica en todos los órdenes. Ya me he referido en alguna ocasión a una de las más empleadas en la política: Coger el toro por los cuernos, como en la cultura cretense.

No es necesario que me refiera al debate interno del PSOE, no es mi función aquí, pero es obligado analizar unas declaraciones del señor Javier Lambán, presidente de Aragón, en loa de la presidenta de Andalucía, que es su candidata a la Secretaría General del partido.

Una constante del lenguaje político es la loa, la alabanza y el ditirambo al líder de cada momento. Hemos visto a lo largo de los años casos absolutamente ridículos de servilismo y peloteo para, una vez que el líder deja de serlo, apuntarse al que llega. En la novela 'Pequeñeces' de Coloma hay un personaje al que conocen como el 'cuclillo avisador' porque tenía un instante infalible para otear anticipadamente los cambios de liderazgo.

El señor Lambán ha afirmado que la señora Díaz, de Triana, está «tocada por los dioses», menos mal que ha hecho una acotación «del socialismo». La imagen es curiosa porque no se ha dicho hasta ahora que hubiera un Olimpo del partido que fundara Pablo Iglesias. El toque divino es una idea platónica y providencialista que supera las fuerzas humanas. Se trata de una frase que hay que considerar a beneficio de inventario, como una broma o una salida de pata de banco.

No tengo ni idea, ni tampoco me interesa saber si el presidente de Aragón es aficionado a los toros pero en su parlamento se ha producido un uso idiomático curioso. Aunque naciera en calle Feria, Triana lo tiene como hijo y su estatua, de gran calidad y modernidad, te recibe cuando cruzas el puente de Isabel II. Juan Belmonte es el 'pasmo de Triana', el creador del toreo moderno, una personalidad apasionante a la que el genial Manuel Chaves dedicó una biografía que es obligatorio leer.

Hasta que llegó Belmonte se consideraba un dogma que el toro tenía su sitio y el torero el suyo. Se toreaba con mucho movimiento de piernas y poco de brazos. El sevillano fue el primero, y muchos disgustos que le costó, que juntó los pies y creó el toreo de movimiento de brazos; de hecho, se distingue entre lidiar y torear.

La frase que define a Belmonte es «parar, templar y mandar» que del mundo taurómaco, como otras tantas, ha pasado al uso general. Con esa frase se ha dirigido el señor Lambán a su admirada señora Díaz. Parece una crónica de Feria de Sevilla. Los dioses del socialismo tocan a la elegida que para a los adversarios, templa el debate y «termina mandando».

Uno de los temas que más se han debatido estos días ha sido el informe Pisa y los resultados del mismo. Como decían los catedráticos de Cervera, reinando el Narizotas de Fernando VII, lejos de mí la funesta manía de opinar políticamente porque, como casi siempre, los discursos han sido tan opuestos y tan radicales que se ha llegado al esperpento de explicar los malos datos de Andalucía como consecuencia del franquismo, como si Castilla León hubiera sido una república independiente en esos años.

En lo que me toca parece que los niveles de comprensión lectora, unida de manera indisoluble a la expresión escrita y, por supuesto, a las otras destrezas, son malos sin paliativos en nuestros alumnos. Pueden discutirse los grados del deterioro, si regular, serio, grave o muy grave, pero la persistencia en la calificación negativa ya es suficiente para enfrentar las debilidades del sistema. Cualquier profesor que analice la realidad sin perjuicio puede comprobar que el conocimiento y uso del idioma están muy deteriorados.

Los estudios de campo independientes confirman el diagnóstico y me lamento de que haya que esperar a que lancen la alarma desde fuera. Tenemos datos en casa para tomar medidas. Una de las mayores vergüenzas de nuestra democracia es que los dos grandes partidos no hayan llegado a un pacto después de tantos años. A ver si a la cuatrocientos veintiocho ocasión pare el monte y no un ratón como en el Arcipreste.

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