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REPASO GENERAL

Las vueltas de la noria

Tiene buena pinta la nueva atracción que se plantea en el puerto, aunque en Málaga se tarda más en decidir que en construir / A ver cómo sale el nuevo invento de la Feria, que de momento ha aliado a extraños compañeros: las peñas con la asociación de bares y discotecas

Javier Recio

Domingo, 7 de agosto 2016, 10:14

Se nota que Santi Sardá no es malagueño. «Jamás he visto que se mueva algo por 91 firmas», aseguró en una entrevista a SUR. Este ... hombre es el promotor de la noria que está en el puerto, donde quiere colocar otra de mayor calidad. Sardá no se acaba de creer que no le renueven el permiso para mantener la actual noria porque menos de un centenar de vecinos hayan protestado. Pues que le pregunte a Metro de Málaga la fuerza que tienen aquí los conciudadanos de Francisco de la Torre, que desde luego no toma el nombre de los vecinos en vano. Teme este hombre, Sardá, que su proyecto se venga abajo porque le paralicen la noria el mes que puede tener más éxito, en plena temporada alta y con la Feria en marcha. Los vecinos se quejan, y se entiende si se hace un ejercicio de empatía, de que han perdido intimidad, porque la gente los ve desde las cabinas de la atracción. Ahora bien, nadie tiene asegurado de por vida unas vistas al mar. Hay casos peores. Hay cientos de ejemplos en los que han colocado un edificio frente a otro que disfrutaba de unas magníficas vistas. También hay barrios en los que lo normal es ver al vecino del bloque de enfrente cómo se duerme la siesta. Este caso no es tan drástico y no se puede hipotecar esa zona del puerto por las protestas de unos vecinos. Como ocurre con el tema del metro en la zona de Eugenio Gross hay que sopesar lo bueno y lo malo de estos proyectos y ver si merece la pena que se lleve a cabo en nombre del interés general. Si no es así, jamás se haría nada en la capital, porque siempre habrá quien proteste ante lo nuevo. La noria se ha integrado bien en el skyline de Málaga. De hecho, tanto la Junta como el Ayuntamiento la incluyen ya en sus vídeos y folletos promocionales. Ha sido un acierto. Málaga es una ciudad agradecida para eso, para la integración de nuevos elementos que componen su paisaje urbano. Ahí está el ejemplo de la zona de Alcazabilla, donde conviven el Teatro Romano, la Alcazaba árabe y la Aduana neoclásica, que forman lo que podría considerarse una estampa ecléctica bastante reconocida. Pocas ciudades en el mundo reúnen estos tres monumentos en un mismo espacio y no resulta para nada chocante, sino todo lo contrario. La nueva noria, que es bastante más espectacular que la actual, que no deja de ser una atracción de gran tamaño, sí puede convertirse en otro símbolo de la ciudad. Según cuenta Sardá, que a pesar de su desconocimiento de las formas malaguitas no hay razones para no creerle, esta noria sería única, porque sólo tiene un brazo. A la mayoría de los grupos municipales del Ayuntamiento les gusta el proyecto y al puerto también, aunque con ciertos matices. Los matices le pueden venir por el proyecto que tiene en mente Paulino Plata para el muelle 4. Pero no debe confiarse este buen hombre. En Málaga lo normal es que se tarde más tiempo en decidir si se hace un proyecto que el plazo que se necesita para llevarlo efectivamente a cabo. Y tiene un par de buenos ejemplos. Con el Plan del Puerto se tardó más años en consensuarlo que en construirlo. Y qué decir de los Baños del Carmen, que llevan ya varias décadas en discusión. El día que se empiece a ejecutar lo que se decida nos sabrá a poco. A ver cuántas vueltas tiene quedar todavía el proyecto de la noria.

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