La guerra de la alcaldía
De la Torre ha replicado con la encuesta de la sucesión para dar un zas en todo el bebe al n.º 1 del partido
Teodoro León Gross
Jueves, 3 de septiembre 2015, 08:49
Entre el alcalde y el presidente del partido, De la Torre vs Bendodo, se ha desencadenado una guerra, aunque una 'guerra fría', que es, como ... la definió el mandatario brasileño Castelo Branco, 'una guerra no declarada'. Más que fuego cruzado, se trata de un clima de tensión, la sombra de un marcaje constante. Ahora el alcalde, en esa espiral in crescendo aun con el mandato de cuatro años casi sin estrenar, reclama que su sucesor sea elegido mediante una encuesta. A sabiendas de que Bendodo carece de popularidad, su mensaje desprende bastante mala leche. Pocos días antes, Bendodo le había reprochado el fracaso de Baños del Carmen, lugar emblemático de la ciudad que el alcalde no ha sido capaz de encauzar en década y media. Antes, De la Torre había proclamado el error de llevar a Bendodo como n.º 2 de la lista. La 'guerra fría', como dijo el general Alexander Haig, secretario de Estado con Reagan, es un pulso de arrogancia.
A De la Torre nunca le ha durado un delfín. Del dúo dinámico de Carolina España y Manolo Díaz, él salió por la puerta de atrás, ella con una patada por elevación, y más adelante Damián Caneda quedó sentenciado el día que mencionó la ilusión de la alcaldía. Bendodo es el sucesor natural, pero De la Torre va a resistirse, sobre todo si pretenden forzarle un relevo táctico a mitad de mandato. Pocos días después de que el subdelegado del Gobierno o el n.º 2 de La Casona le hayan reclamado gestos de retirada; el alcalde ha replicado con la encuesta para dar un zas en todo el bebe al n.º 1 del partido. Bendodo le ha respondido inteligentemente -aquí se va a ver de todo- zanjando semejante ocurrencia con desdén: «¡las cosas de Paco!». Con discreta mordacidad pudo haber añadido: «mañana le envío al alcalde un ejemplar de los estatutos del partido con los procedimientos de elección de candidato».
Ya es una ironía que De la Torre, que heredó la alcaldía en mitad de mandato con la bendición del partido sin ganar unas elecciones, apele al método objetivo de una encuesta. Pero además se trata de una ocurrencia pintoresca, que delata el instinto dinástico de apropiación monárquica del cargo como si a él le correspondiera abdicar y elegir sucesor. De la Torre olvida que no se designa sucesor sino candidato del partido. Y parece absurdo un sondeo aleatorio entre mil ciudadanos con un margen de error de +- equis %. Para eso está la militancia o, sin más, el politburó. Y además, ya puestos a la democracia demoscópica, antes de hacer una encuesta, habría que hacer una encuesta para ver si se hace una encuesta para elegir candidato. O hacer una encuesta para ver si se hace una encuesta para ver si se hace una encuesta para elegir candidato. Como aquello de la parte contratante de los Marx. Así va ya el nivel. Y la 'guerra fría', como suele suceder, se calentará cada vez más.
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