El milagro de asfalto
Quizá estos datos del paisaje estadístico del verano no impresionan ya a nadie, pero son impresionantes
Teodoro León Gross
Lunes, 3 de agosto 2015, 12:58
Más de cuarenta millones se coches se han movido este fin de semana por España, siguiendo la cartografía del verano. Sólo en Málaga, por la ... fachada de la Costa del Sol, cerca de un millón. Quizá estos datos del paisaje estadístico del verano no impresionan ya a nadie, pero son impresionantes. Mover ese tráfico sin atascos monumentales como en aquel relato de Cortázar de 'La autopista del sur' o esos supercolapsos de la cinematografía de Hollywood capaces de provocar 'un día de furia'. supone, sí o sí, un éxito. Son los números de la mayor potencia mundial de vacaciones. Y los números, como sostenía Galileo, representan el alfabeto de Dios. Considerando las carreteras como las arterias y venas del país, según la metáfora predilecta de los ingenieros, el Estado ha llegado a disfrutar de un robustísimo sistema circulatorio; aunque fuerza de usar cotidianamente las carreteras, se acaba por olvidar su transformación prodigiosa en las últimas tres décadas.
Al evocar la infancia en blanco y negro, pocas cosas retratan mejor cuánto hemos cambiado como aquellas viejas carreteras estrechas y tortuosas, aquellos viajes infernales atravesando La Mancha -la cuarta punta de la estrella de seis diseñada en el reinado de Carlos III: País Vasco, Cataluña, Levante, Andalucía, Extremadura y Galicia, con el centro en Madrid- o aquellos regresos a Málaga por el camino real de Los Montes, antes de inaugurarse el acceso de Las Pedrizas, donde la ciudad aparecía y desaparecía como en los versos marítimos de Aleixandre... Fernando Ónega atribuye alas carreteras una 'revolución' en el mundo rural equiparable a Internet al llevar la cultura y los atributos de la modernidad. España no es el típico país europeo al tener baja densidad de población con una gran extensión territorial muy compleja. pero en el siglo XXI alcanza ya dieciséis mil kilómetros de autovías y autopistas, cota que pocos países igualan en Europa.
Hace algunos meses, el notable ingeniero malagueño José Alba dirigió un monográfico de la revista de la Asociación Técnica de Carreteras en el que apelaba a romper el discurso monocorde de 'cómo' se construyen para preguntarse 'por qué', 'para qué'. Nueve de cada diez desplazamientos se hacen por carretera, también las mercancías, así que hay buenas razones: desde una economía que viaja por el asfalto a la estabilización del mundo rural, puesto que ya no hay distancias con la ciudad. El progreso se ha movido, a lo largo de la Historia, por los caminos; para conquistar la libertad, la prosperidad, el conocimiento o viajar simplemente por placer. Contra la costumbre nacional de flagelarnos, desde el plan de 1984 se han hecho las cosas muy bien. Pero quizá al sistema circulatorio, como al cardiovascular, sólo se le presta atención cuando falla; y aquí goza de muy buena salud.
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