Franco Pop
Obviedad: uno no debe presentarse en un país con la foto de su último dictador en una camiseta
Teodoro León Gross
Viernes, 31 de julio 2015, 12:11
Un chico portugués se ha presentado como nuevo jugador del Real Jaén con una camiseta pop en la que aparece Franco, naturalmente convertida de inmediato ... en trending topic. Algunos, claro, han puesto un gran empeño en elevar la anécdota a escándalo, pero la noticia no es ésa, sino otra mucho mejor: a la mayoría de la gente se ve que todo esto le importa una higa. Los clásicos vigilantes de la ortodoxia izquierdista han lanzado sus anatemas al uso, y siempre aparece el Sostres de turno para entonar un ¡Viva Franco!, pero lo mejor ha sido la respuesta en las redes sociales: el descojono. Memes contra la memez. Algunos han reemplazado a Franco por Belén Esteban para empeorarlo o por la pose martini de Monedero o han retratado al dictador con un pin del futbolista. En fin, quienes se resisten a que Franco desaparezca del debate político, aunque se cumplan ya cuarenta años de su muerte, tantos como su largo régimen, se habrán llevado un chasco al comprobar que se le puede caricaturizar sin el drama de la Historia, del mismo modo que muchos llevan al Che sin vincularlo a los desastres de la revolución cubana, o 'Nixon for President' desconectado de la corrupción, o a Mao aun siendo uno de los tiranos más sanguinarios. Ninguno de ellos está ahí como mito ideológico, sino como logo pop.
Para el apartado de obviedades: uno no debe presentarse en un país con la foto de su último dictador en una camiseta. Eso sí, en caso de que a usted le gustase una camiseta. ¿podría estar seguro de que no está allí el rostro de Oliveira Salazar, cabeza del régimen totalitario portugués paralelo al franquismo? El problema no es del futbolista veinteañero sino del staff del club al no darse cuenta. Pero esto no da para rasgarse las vestiduras, sino para celebrar el tratamiento anecdótico pasando de la rígida observancia con que las vestales de la izquierda y la derecha mantienen la llama trascendental de Franco. En definitiva el militar aparece en la camiseta como una figura de cómic, junto a una chica semidesnuda, como podría estar el Capitán América, o la Castafiore, o incluso Homer Simpson, pero también Napoleón o Lenin. Las camisetas son un soporte habitual de creaciones entre el pop y el kitsch, con cierta tendencia a la provocación adolescente, entre eslóganes tipo 'Fóllame' o 'Tengo la regla' o 'No soy Virgen pero hago milagros' sobre el pecho de una muchacha. 'Yo no lloré cuando murió el Papa' provocó bronca en Polonia, donde todavía hay líneas rojas morales en el espacio público, pero en occidente quedan pocos sitios así. En EE UU triunfa ahora 'Clinton/Lewinski 2016. Don't blow it!' evocando la mamada del Despacho Oral; y en Canadá se multiplican las coñas ensalzando al alcalde de Toronto cazado fumando crack. La túrmix del pop puede filtrar cualquier imagen exprimiéndole su significado. También, al fin, a Franco.
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