El mundo libre
Los nuevos intentos de incipientes experiencias neocomunistas en algunos países sudamericanos o de algunos partidos emergentes en España están condenados a ser fugaces
JOAQUÍN L. RAMÍREZ
Domingo, 21 de junio 2015, 12:27
Secciones
Servicios
Destacamos
JOAQUÍN L. RAMÍREZ
Domingo, 21 de junio 2015, 12:27
El siglo XX está a la vuelta de nuestro recuerdo y de nuestra causa, demasiado cerca para olvidarlo. Las tumbas de playa Omaha son como los trozos del Muro de Berlín, pruebas del conflicto humano, de su inmenso sacrificio y de su liberación. Tras la sangrienta II Guerra Mundial, la mayor parte del mundo quedó dividida en dos, el bloque occidental y el oriental. A partir de esos momentos, incluso países que habían sido aliados en la lucha contra el nazismo pasaron a ser enemigos en aquel inmenso y duradero escenario de la llamada 'Guerra Fría'. Un largo y duro enfrentamiento que, aún sin armas convencionales ni trincheras, causó muchos estragos.
Es bueno refrescar la memoria de muchos y mostrar lo ocurrido a otros tantos que no han podido o no han querido saberlo. Ese inmenso país que es Rusia, casi un continente, se transformó en la Unión Soviética en 1922 con cuatro repúblicas -RSFS de Rusia, RFSS de Bielorrusia, RSS de Ucrania y RSS de Transcaucasia-, hasta llegar a quince a lo largo de sus 69 años de existencia. Cada república tenía su propio Partido Comunista y su propia bandera e himno. Todas las banderas y escudos tenían la hoz y martillo, símbolo del comunismo, y predominante color rojo. El carácter federal de la Unión y la autonomía de las repúblicas federadas convivían con un fuerte poder central que resultaba esencial para su cohesión. Las ansias de libertad y la aplicación por parte de Mijaíl Gorbachov de las políticas de glásnost y perestroika es considerado el gran factor causante de la disolución de la URSS. Algo que llegó en 1991, con la firma del Tratado de Belavezha, convirtiéndose cada una de las repúblicas en estado independiente.
La otra gran pata de este líder comunista de hierro que fue la URSS era el Pacto de Varsovia, un acuerdo de cooperación militar firmado en 1955 por los países del Bloque del Este con el objetivo de dominar gran parte del mundo y contrarrestar la amenaza de la OTAN. Su ámbito abarcaba todos los estados socialistas de Europa del Este (a excepción de Yugoslavia, sobre la que, pese a todo, se ejerció un poderoso dominio), Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, la República Democrática Alemana, Rumanía y la Unión Soviética. La República Popular China estuvo afiliada hasta 1962 como observador. El Pacto de Varsovia fue un instrumento de dominio y control de la Unión Soviética sobre los estados socialistas del este de Europa. De hecho, los intentos de los países miembros para dejar el Pacto fueron aplastados militarmente, como por ejemplo la Revolución de Hungría de 1956: el Ejército Rojo entró en Hungría y acabó con la revuelta anticomunista en apenas dos semanas. O en 1968, durante la Primavera de Praga, cuando tropas del Pacto de Varsovia invadieron la hoy secesionada Checoslovaquia para acabar con las reformas democratizadoras de aquel gobierno, catalogadas por la URSS como destructoras del socialismo. Como dijo Brézhnev: «Cuando hay fuerzas que son hostiles al socialismo y tratan de cambiar el desarrollo de algún país socialista hacia el capitalismo, se convierten no sólo en un problema del país afectado, sino en un problema común que concierne a todos los países socialistas». Albania causó baja en la alianza en 1961 como consecuencia de la crisis chino-soviética. En enero de 1991 Checoslovaquia, Hungría y Polonia anunciaron que se retirarían el 1 de julio de ese mismo año. Al retirarse Bulgaria en febrero, el pacto se vio disuelto a casi todos los efectos. La disolución oficial, aceptada por la Unión Soviética, se formalizó en Praga el 1 de julio de 1991.
Para colmo, paradójicamente, el 12 de marzo de 1999, la República Checa, Hungría y Polonia, se unieron a la OTAN. Eslovaquia, Eslovenia, Bulgaria, Rumanía, Lituania, Letonia y Estonia lo hicieron en marzo de 2004. Albania lo hizo en abril de 2009.
El bloque soviético junto al Pacto de Varsovia fracasó por estar basado en la coacción a todos los niveles -sujeto por cadenas-. La colectivización, el partido único y la falta de alternativas y libertad barrieron el mundo de la presencia de regímenes comunistas. Hoy el peculiar sistema chino, que combina el comunismo con la libre economía de mercado, poco o nada tiene que ver con la tragicomedia del sistema de Corea del Norte o con las cenizas del régimen comunista cubano. Quizá por eso los nuevos intentos de incipientes experiencias neocomunistas en algunos países suramericanos o de algunos partidos emergentes en la europea España están condenados a ser fugaces en cuanto a su encantamiento, éxito, desarrollo e inmediato -y deseable- fracaso. La democracia es un mal sistema, es injusto, insuficiente, está lleno de carencias y no exento de injusticias, pero la férrea dictadura que prometen los asamblearios miopes es la abolición de la democracia occidental, esa que hace de la libertad y el respeto al individuo su seña de identidad.
Los presos de los campos de concentración, los prisioneros políticos, los desterrados en los 'gulajs', todos los perseguidos por 'desviaciones de su pensamiento político', tantos que fueron sometidos, torturados o muertos, millones que ansiaron lo que Occidente significa y nadie debe poner en peligro: el mundo libre.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.