En la encrucijada
Isabel Naranjo
Miércoles, 15 de abril 2015, 12:45
Es la terminología con la que se denominó al contexto que atraviesa la economía española en la cuarta edición del foro Diálogos para el Desarrollo, que reunió ayer en Málaga a más de un centenar de empresarios de la capital y provincia para conocer las claves con las que dos reputados expertos en la materia, los profesores José María Gay de Liébana y Juan Ramón Ralló, dibujaron el presente y futuro del país.
Es, además, la tesitura en la que se puede revestir a la capital malacitana que ha pasado de ser vista como una ciudad gris, vinculada hace no muchos años a actividades eminentemente industriales, a estar a la vanguardia de ámbitos tan trascendentes como la cultura, el turismo o las nuevas tecnologías, a través de proyectos pioneros e insólitos en el país que le han situado como una ciudad del conocimiento, en el más amplio sentido del término.
Son argumentos con los que Málaga ha de reivindicarse de hecho y de derecho como el auténtico motor de Andalucía, más allá de centralismos estériles y de complejos territoriales. Porque los indicadores están ahí y son irrefutables, y porque la contribución que aporta al PIB de la región no admite interpretaciones.
Pero no sólo la capital; la provincia en su conjunto, con referentes y claros exponentes como Marbella que vuelve a situarse como la joya de la corona, entre otros puntos emergentes de toda la geografía malagueña, está en disposición de alzar la voz y enarbolar una bandera que le es propia.
Y es que gracias al empuje incuestionable del sector empresarial, al trabajo constante y abnegado de sus integrantes, desde el primero al último de cada pequeña y mediana empresa que integra ese importante tejido, se han consolidado generosas inversiones que han aportado a esta tierra desde todos los rincones del mundo, su granito de arena para situarla en la Pool Position.
Es por eso por lo que una vez alcanzada la meta se hace indispensable cuidar y mimar a ese segmento generador de empleo, al que se ha de estimular y ayudar no sólo en su día a día.
También y por qué no, si se deciden a entablar relaciones con el exterior y emprender negocios a nivel internacional que trasladen a otros países su productividad. Eso sí, sin hacerle perder la perspectiva, y afianzando esos lazos que atan a las raíces que le vieron nacer.
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