Culto al cuerpo

Especialistas médicos, sociólogos, y otros expertos estudian desde hace décadas las conductas obstinadas que derivan en trastornos como la anorexia y bulimia nerviosas, o la vigorexia, con estadísticas en muchos casos preocupantes. Y es que no todos los caminos para conseguir una figura esbelta son saludables ni pasan por premisas indispensables como seguir una dieta sana y equilibrada y hacer deporte.

Pero sí son claros los caminos y métodos para desarrollar esas prácticas con las que nos sentimos mejor por dentro y por fuera. El boom del running, una de las disciplinas deportivas más de moda en los últimos tiempos, comienza a convertirse en todo un revulsivo al que muchos se han sumado no sólo como consecuencia de la crisis económica, sino porque se trata de una actividad que, además de barata es fácil de conciliar con familia y trabajo, y permite un sinfín de posibilidades de horario o espacio.

Detrás de este deporte, hay toda una industria que genera más de 300 millones de euros al año en el país, y que supone ya una forma de hacer turismo para muchos de sus adeptos, que eligen viajar a ésta o aquella ciudad convocados por una carrera popular, o maratón.

No en vano, se calcula que un runner puede gastar algo más de 500 euros de media cuando ha de desplazarse desde su lugar de residencia al punto en que se celebre la prueba en cuestión. Ya sea en tu entorno inmediato o en ciudades fetiche para realizar una carrera popular como pueda ser Nueva York, al otro lado del charco, lo cierto es que se cuentan por legión los contagiados por esta fiebre y los que supeditan a ella sus momentos de ocio.

Dicen, en definitiva,que se trata de una epidemia altamente recomendable que engancha a todo aquel que sucumbe a ella, porque no sólo provoca bienestar y mejoría física, sino que es muy propicia a para alcanzar sensaciones cercanas a la felicidad.

Correr está de moda, aunque como todo en esta vida, las cosas hay que tomarlas y hacerlas en su justa medida. Ya lo dijo el filósofo griego Pitágoras: «no hagas de tu cuerpo, la tumba de tu alma».