Ocurrencias inoportunas

Todo aquel que busca congraciarse con la mayoría y hacerle adepto a su causa suele recurrir al ingenio; pero no todo el mundo tiene la facultad o destreza para conseguir el objetivo y ocurre entonces lo que vulgarmente se conoce bajo la expresión de salir el tiro por la culata.

Y es lo que le ha ocurrido esta semana al representante de turno en este caso una dirigente en Sevilla de un partido como es Podemos, cuyo carácter bisoño invita a este tipo de circunstancias y salidas de tono que no hacen sino enterrar en vida metafóricamente a quien la protagoniza.

Plantear una siquiera hipotética prohibición de la Semana Santa no es sino un alarde de torpeza sin precedentes, amén de una falta de miras a tenor de lo que simboliza el movimiento cofrade y cultural en una capital como Sevilla donde la tradición data del siglo XVI.

Las magnitudes que representa ese período del año son extrapolables a una capital como Málaga, donde el diez por ciento de la población es cofrade de pago, y más de 75.000 malagueños paga religiosamente su cuota anual para participar de esta conmemoración religiosa en la que tienen cabida integrantes de otros credos y cultos.

Jamás un partido político por muy laico que se reconozca en su ideario, y que ni en sus mejores sueños podría imaginar semejante porcentaje de adeptos se ha atrevido a cuestionar esa milenaria tradición entre otras cosas porque en ella todo el mundo tiene cabida con independencia de ideología, religión u otras creencias o condicionantes.

No en vano, cabe recordar que son más de treinta millones de euros el impacto económico que supuso su celebración para nuestra provincia durante el pasado ejercicio, cifra creciente cada año, además de la repercusión mediática en muchos rincones del planeta que acarrea.

Se aproximas las elecciones municipales del mes de mayo y hemos de estar preparados para asistir a innumerables episodios de agudeza de este porte. Pasen y vean.