Salir en la foto
Isabel Naranjo
Miércoles, 17 de diciembre 2014, 12:47
Pese a que puede ser interpretada según el contexto, la célebre sentencia que masculló hace décadas un entonces influyente dirigente estatal socialista «el que se ... mueve no sale en la foto» tiene una connotación -entre otras-, que parece haber interiorizado no sólo los representantes de las cúpulas de las organizaciones políticas sino, peor aún, quienes se creen inherentes -sin serlo- a ellas. Tal vez le influyera el hecho de vivir en una vasta familia en la que se crió rodeado de hermanos -fue el undécimo de trece-, pero Alfonso Guerra entonó un aviso a navegantes que parecía llamar a filas a quienes, nunca mejor dicho, hubieran distraído la disciplina de partido.
Pero no sólo hay quien puede desviarse y ocurre con demasiada frecuencia en la tarea encomendada sino quien la ejerce de forma exclusiva de cara a la galería. Los hay en cualquier asociación o reunión de personas que se precie, pero abundan especialmente en los partidos políticos. Son los llamados expertos en salir en la foto. Esas personas que nunca están cuando se les necesita ni en el despacho trabajando en la sombra, pero que tienen el don divino de aparecer por arte de magia cuando el fotógrafo de turno está a punto de disparar su objetivo.
Y tienen un don y una virtud, digno de reconocimiento oiga, que les hace adivinar el momento oportuno en el que han de hacer acto de presencia, máxime cuando se acercan fechas 'sensibles' para la clase política, como es el caso que nos ocupa.
Queda menos de medio año para la cita del mes de mayo en las urnas y de aquí a entonces se suceden y multiplican a medida que avanza el calendario las fotos de dirigentes y aspirantes políticos a quienes rara vez veremos solos en las imágenes con los que se presentan ante los medios de comunicación.
Porque en este caso se piensa que el que no sale en la foto no existe, y ante semejante premisa todos afilan codos para hacerse un hueco junto al líder de turno. He ahí la destreza presupuesta de aquél para saber quitarse de encima a quien poco o nada aporte a su causa, y la habilidad de saber rodearse de los mejores, que no sólo aporten, sino refuercen su imagen de marca. Porque ya saben aquello tan certero de que una imagen vale más que mil palabras.
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