La cesión de competencias migratorias desata la guerra entre los socios de Sánchez y maniata los Presupuestos
El Congreso tumba la medida pactada por PSOE y Junts, abre heridas en el bloque de investidura y divide al grupo parlamentario de Sumar
El rechazo del Congreso a la proposición de ley para traspasar las competencias de inmigración a Cataluña no solo supuso este martes una nueva ... derrota para el Gobierno. También abrió profundas heridas entre sus aliados parlamentarios que traban aún más la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2026 al evidenciar la incapacidad del Ejecutivo de sentar tan siquiera a todos en la misma mesa. La foto de la investidura de Pedro Sánchez, en 2023, parece cada vez más difícil de repetir. Con la estrategia electoral marcando cada discurso, cada gesto en el hemiciclo, la pugna ya no se limita solo a los clásicos ejes izquierda-derecha o nacionalismo-centralismo.
Durante el debate pudo verse, por ejemplo, a ERC -a favor de la iniciativa- tachar de «jacobino» a Podemos -que la rechazó por «racista»-, al tiempo que acusaba a los de Carles Puigdemont de usar la gestión de la inmigración para competir contra el ascenso de la islamófoba Aliança Catalana en las encuestas. EH Bildu, BNG o los comunes -dentro de Sumar- también se mostraron críticos con los morados.
Pero si parecía que, como en otras ocasiones, los de Ione Belarra se iban a quedar al margen de este bloque y sumarse a PP y Vox en el rechazo a una propuesta del Gobierno, esta vez la aritmética parlamentaria, ya endiablada de por sí durante toda la legislatura, se complicó hasta tal extremo que el grupo parlamentario Sumar no pudo evitar partirse también durante la votación. El diputado de Compromís que aún permanece en los escaños magenta, Alberto Ibáñez, se desmarcó por la mañana de sus compañeros de bancada.
También votó en contra el parlamentario de la Chunta Aragonesista, Jorge Pueyo. Izquierda Unida, por su parte, mantuvo la incertidumbre sobre el sentido de su pronunciamiento hasta última hora de la tarde, aunque finalmente mantuvieron la disciplina de voto.
Un socio mermado
Todo ello vuelve a minar la posición de Movimiento Sumar en el espacio político que lideró el 23-J un día después de que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se dirigiera a los 26 diputados que quedan en el grupo parlamentario -inició la legislatura con 31 pero le ha mermado la marcha de Podemos y de la diputada de Compromís Àgueda Micó- para pedir un voto favorable al traspaso de competencias en migración.
La zozobra es de tal calibre que incluso antiguos aliados ahora están enfrentados encarnizadamente. Aunque el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, se dirigió a Podemos con guante de seda durante el debate para criticar la postura de los morados -«Su gente es mi gentes», les reconoció-, en redes sociales su antecesor en el cargo, Joan Tardá, afeó al partido de Belarra que su posicionamiento contrario a la delegación competencial «difícilmente podrá olvidarse».
«Es un disparo a quemarropa en la unidad de las izquierdas», zanjó el que fuera líder de Esquerra. Un mensaje que no tardó en responder el exvicepresidente segundo y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias: «Lo que no se olvidará es ERC posicionada contra los grupos antirracistas catalanes, ERC a favor de los CIE (los centros de internamiento de extranjeros)».
El PP observa
En medio de esta batalla campal, y con la derrota casi asegurada para el Ejecutivo, el PP prefirió mantener un segundo plano en el debate. Tampoco entró a fondo el PSOE, cuyo diputado José Zaragoza, encargado de defender, junto a la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, la proposición de ley que ambos partidos presentaron conjuntamente, prefirió emplear parte de su tiempo en polemizar con los populares por sus diferencias en la calificación de lo que los socialistas reconocen ahora como «genocidio» en Gaza, mientras los de Alberto Nuñez Feijóo lo dejan en «masacre».
En Moncloa se limitan a dar por cumplido el pacto con los posconvergentes pese a que este no haya fructificado -como ocurre aún con la amnistía para Carles Puigdemont, pendiente de la decisión del Tribunal Constitucional y de la justicia europea-. «Las cosas están bien con Junts», se consuelan fuentes del Gobierno. Pero estos no han quedado satisfechos. Nogueras denunció la «mala gestión» del fenómeno migratorio por parte de los diferentes gobiernos españoles que ha llevado a su comunidad, en su opinión, al «colapso» y defendió que la delegación permitiría una «gestión eficiente y de proximidad» y «controlar el actual desbordamiento».
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