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Messi celebra un gol contra Irán.
Lo que el «genio» no esconde
Primera Fase

Lo que el «genio» no esconde

El golazo de Messi ante Irán no da respuesta a los enormes interrogantes que se ciernen sobre la albiceleste

Ignacio Tylko

Domingo, 22 de junio 2014, 17:36

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Después de la perla que hizo llorar de pena e impotencia a los iraníes y provocó fríos festejos en toda Argentina, donde se pone en cuestión el rendimiento de la albiceleste y se concluye que este nivel no alcanza para ganar el Mundial, Messi mostró cuál fue su talismán en el Mineirao de Belo Horizonte. «¡Cómo te extrañaba mi amor!», escribió Leo junto a una foto de su hijo en brazos. Ese gol dedicado al pequeño Thiago dejó al mundo con la boca abierta, sobre todo a los anfitriones. El diario local Lance lo expresó como un milagro. «El sábado, Dios fue argentino. Ellos deben agradecer a los cielos por Messi».

Al margen de cuestiones sentimentales que apuntan al corazón y a viejas rivalidades, los interrogantes futbolísticos se suceden y el propio astro rosarino hizo autocrítica tras ser elegido el mejor jugador del partido por segunda vez consecutiva. «Mi gol fue un momento lindo porque daba la clasificación a octavos y escuché el grito y el festejo de la gente, pero fue un partido jodido. Ellos metieron mucha gente detrás y no pudimos encontrar espacios. No demostramos lo que podemos dar, pero mejoraremos con el discurrir de los partidos», subrayó 'La Pulga'.

Messi matizó que mantiene una «buena relación» con Alejandro Sabella, a quien tras el duelo ante los bosnios afeó públicamente su decisión de jugar con tres centrales, con ese 5-3-2 que le gusta al técnico frente al 4-3-3 que le reclaman la crítica y la hinchada, pero que tampoco fue convincente frente a los persas.

¿Qué le pasa a Messi? ¿Y al Kun? ¿Y a Higuaín? ¿Y a Di María? ¿Y a Sabella, que duda con los cambios? Argentina está repleta de incertidumbres. Hay cosas que el golazo de Messi no debería tapar. Empezando por el rendimiento del propio Messi. ¿Por que juega caminando? ¿Por qué está fastidioso?, se preguntan en el diario Olé. Decisivo en los goles, pero igual de discontinuo y perdido que todo el curso en el Barça, donde las lesiones le han maltratado y los entrenamientos poco intensos organizados por el Tata Martino no le han exigido.

Esta vez Sabella puso al equipo que le pedía todo su país, pero casi nada cambió con respecto al estreno ante los balcánicos. Cansado, sin explosión, Messi espera al adversario para regatearlo hasta que casi siempre la pierde, como desenchufado. Tiene lagunas que son mares y parece distraído. Hay algún impedimento que no le permite desarrollar todo su potencial; eso es evidente. Claro, después mete ese gol y listo. Todo son parabienes.

El golazo de Messi tampoco debería esconder el bajo rendimiento de otros delanteros, de esos 'cuatro fantásticos' que le exigían a Sabella. A Higuaín, fuera de forma por su reciente lesión de tobillo, le rebota la pelota, duda en el área y no muestra la astucia que le caracteriza. El Kun tira alguna finta, trata de poner empeño en volver pero no da lo que puede, lo que le convirtió en uno de los mejores delanteros del mundo. Parece fuera de peso.

El túnel del tiempo

Y lo de Di María es sencillamente inexplicable, insisten en sus concienzudos análisis los periodistas argentinos. Hace un mes era un avión que rompía la final de la Champions y ahora no se puede sacar un jugador de encima y yerra pases fáciles. Según sus compatriotas, el 'Fideo' cayó en el túnel del tiempo y volvió a ser ese jugador que elige el camino equivocado. Incluso juega en una posición rara, más tirado adentro, casi nunca abierto. Recuerda al volante de mal rendimiento en Sudáfrica.

Tampoco puede esconder la genialidad de Messi que Argentina es una selección que se parte en dos cuando pierde el balón porque los de arriba no trabajan en defensa. La zaga sufre en cada contragolpe y lo mejor, junto a las definiciones de Messi, es hasta ahora el gran nivel del portero Romero. Una paradoja del fútbol, ya que se cuestionó su titularidad al ser suplente incluso en el Mónaco. Pero sus paradas son, de momento, determinantes. Salvó a su país de una hecatombe de consecuencias incalculables con tres «atajadas» en la segunda parte ante el grupo bien preparado por el estudioso portugués Carlos Queiroz, que se quejó con amargura del penalti no señalado por la infracción de Zabaleta.

«Tengo las mismas preocupaciones que todos ustedes. Todos queremos ganar y la búsqueda del equilibrio. Nos hemos enfrentado a rivales bien organizados atrás frente a los que resulta complicado encontrar espacios», argumentó Sabella en un discurso trufado de tópicos y en el que agradeció la «genialidad de Messi», que puso el balón en un lugar «donde ni dos porteros lo sacaban». Seguramente deje los análisis más profundos para el búnker de Cidade do Galo, cerca de Belo Horizonte.

El «gafe» Maradona

Sin quererlo, Messi ha desatado de nuevo la tormenta entre Diego Maradona y el presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona. Resulta que al 'Pelusa' no se le ocurrió otra cosa que abandonar antes del fin del partido el palco en el que estaba junto a su hija Gianina. Luego, Grondona agradeció que se marchase el «gafe» y llegase el triunfo. «Hombre estúpido. El mérito fue de Messi», le respondió, concluyente, el 'dios' argentino en el programa de televisión que conduce el narrador uruguayo Víctor Hugo Morales. «Mi puesto me lo gané con el trabajo. El suyo, lo compró en la FIFA», donde ocupa el puesto de vicepresidente Senior, insistió Maradona mientras levantaba el dedo medio y miraba a la cámara.

Diego no perdona que, a su juicio, Grondona le mintiera al no renovarle como seleccionador en 2010 y Bilardo le traicionase. Y Humberto, el hijo de Grondona, habla por su padre y acusa directamente a Maradona de desear la derrota de la albiceleste. Argentina gana sin brillo, Messi decide, los octavos aparecen ya en el horizonte, pero las broncas se suceden.

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