Este es el segundo Rolls-Royce Droptail: Amethyst

Los Droptail son el culmen del lujo de la ya de por sí lujosa marca. Solo clientes muy especiales son capaces de encargar un coche hecho a mano y a medida en la fábrica de Woodwood. Este, llamado Amethyst, viene de una familia que hizo su fortuna con la joyería antes de dar el salto a otras empresas.

El Amethyst «celebra los materiales seleccionados personalmente por la familia». El primero de ellos fue una muestra de madera Calamander, una especie de ébano autóctono de la costa este india. Esta hizo que Rolls-Royce tardase seis meses en encontrar la muestra de madera adecuada, revisando más de 100 troncos.

Una vez encontrados, el fabricante ha construido «la superficie de madera más amplia de su historia», que se extiende hasta la parte trasera, que cuenta con un sistema aerodinámico activo. Por supuesto, cada veta está conjuntada perfectamente con su opuesta.

Como La Rose Noire, el Amethyst puede equiparse con un techo sólido o sin él, permitiendo que sea un alargado coupé con una silueta ágil para sus dimensiones, con un cristal fotocromático que se puede volver opaco o casi traslúcido.

La pintura exterior bitono está inspirada en una flor del desierto, el amaranto redondo, así como la ametista, una piedra que el joyero tiene asociada al nacimiento de su hijo. Esta flor nace blanca y se va transformando a un púrpura intenso, que contrasta con el color de la gema y cuenta con fragmentos de aluminio para que sea reluciente.

De manera similar a La Rose Noire, el Amethyst viene con un reloj de uno de los integrantes de la 'santísima trinidad de la relojería suiza', solo que en este caso, en vez de ser Audemars Piguet, se trata de Vacheron Constantin.

Concretamente, se trata de un reloj único, llamado Les Cabinotiers Armillary Tourbillon, en el que el movimiento a cuerda cuenta con un tourbillon coaxial que denota la atención al detalle de ambas casas. El reloj se puede albergar en un espacio específico para él en el salpicadero, pero también se puede retirar para usar.

En lo que respecta a la mecánica, el Amethyst usa –como previsiblemente lo harán todos los Droptail– la joya de la corona de Rolls-Royce: el enorme V12 de 6.75 litros biturbo de 593 caballos, 30 más que el Phantom.

Según el director de Diseño individualizado de la marca, Alex Innes, «El Amethyst Droptail es el epítome del arte sutil y la profundidad de detalle. Junto con un cliente sensible y apasionado del diseño moderno, así como con su conexión con las gemas, se trata de una impresionante proyección de su historia personal».