Museo Ralli, del aspecto más onírico de Oaxaca al surrealismo

Por un lado, a través de la cultura popular, de la tradición, con escenas más amigables y por otro, con una vertiente más rupturista, que explora y experimenta más con la técnica y con los lenguajes y te lleva a ese México que también fue innovador y vanguardista», relata. «Y una tercera línea que nos introduce en escenas muy mágicas, muy misteriosas, con seres venidos de la mitología de los distintos pueblos, a través de un lenguaje figurativo», detalla.

Una invitación a descubrir desde lo cotidiano a lo oculto, desde la realidad a los sueños en Oaxaca, ciudad del centro del país. Obras del México más indígena al más moderno, que combina el urbanita con el campesino y que representa «a la familia que va cada semana a la iglesia pero que también cree en la santería».

Completamente diferente desde una perspectiva formal pero compartiendo la perspectiva onírica, la exposición 'Surrealismos, de Giorgio de Chirico a Francis Bacon' ofrece un diálogo entre las obras para llevar al visitante a reflexionar sobre las etiquetas. «Cuando en arte europeo hablamos de surrealismo y ponemos a Francis Bacon, estamos hablando de un movimiento pero no estamos nombrando a ningún autor que forme parte de él», reflexiona Sánchez. «Esos nombres están puestos en el título a conciencia, para llamar la atención y para confundir, las dos cosas», subraya.

«La intención que tiene es que el visitante entre directamente en diálogo con la obra, que vea qué le transmite y así pueda juzgar si es surrealista para él o no, independientemente de que sea un artista que esté más o menos ligado a ese movimiento». La muestra cuenta con nombres surrealistas muy reconocidos como Man Ray, Joan Miró o Salvador Dalí, otros que los tenemos asimilados al surrealismo como Giorgio Chirico o Chagall pero también con otros como Francis Bacon que pertenece a otro movimiento con objeto de explorar su lenguaje y ver qué tiene de surrealista. Dos exposiciones muy intuitivas que fomentan el pensamiento crítico y terminan con los prejuicios sobre el arte contemporáneo desde la interacción con el visitante.