Soy hidrostático
Se trata de una licencia literaria y de un juego de palabras porque hidrostático no es una expresión inventada por mí ni mucho menos. Tiene ... un significado claro. Es un adjetivo que alude a lo perteneciente o relativo a la hidrostática y ésta es la rama de la física que estudia el equilibrio de los fluidos. Y no sé muy bien qué es eso. Nada que ver con lo que quiero decir por lo que tengo que entrar en una explicación previa.
Recuerdo a Rasputín con el cual no quiero compararme ni mucho menos pero tengo algo en común con él. Decían que el fulano aquél tenía una especial condición de la que surgió su popularidad y la influencia desgraciada que tuvo en la desafortunada suerte de la familia imperial rusa. Sabido es que el zarévich, en el cual se habían depositado tantas esperanzas, padecía de hemofilia y ante el golpecito más insignificante se desangraba el pobre. Herencia de su bisabuelita a quien ni siquiera conoció. Como un alivio a la desesperación de sus padres apareció el monje tenebroso de marras y ¡oh milagro! Cuando se acercaba al doliente niño se detenía la hemorragia que estaba padeciendo. No es broma esta desgracia porque no solo se puede uno morir sino que se experimentan atroces dolores.. El que haya sufrido una enfermedad vicaria que afecte a un hijo, convendrá conmigo que se hace cualquier cosa para ayudarlo, incluido aguantar a un tipo pesado y maloliente. La zarina lo retenía a su lado con tal intensidad que las malas lenguas le adjudicaban otras intenciones. Mientras tanto Grigori, que así se llamaba el perla sacaba todo el partido posible de su habilidad. Era hemostático, la condición de un medicamento o de un agente eficaz para detener un sangrado. La que no fue capaz de detener fue el suyo propio después de ser envenenado, apuñalado, tiroteado y sumergido en el agua helada para que se ahogase. Por cierto, nunca he comprendido por qué el apellido del hombre aquel lo pronunciamos como una palabra aguda cuando las dos últimas sílabas las comparte con el sempiterno presidente de su país al que aludimos como si fuese llana la palabra de su apelativo. Es que suena muy feo si acentuamos la última.
Bueno pues, yo espero que cualquier semejanza que pueda encontrarse llegue hasta ahí y por muy aburridos que sean mis artículos nadie se tome la molestia de darme muerte y menos con la saña de la pandilla del príncipe Yusupov al que, por cierto, nadie le echó mano ni fue condenado a prisión permanente revisable aunque más alevosía es inimaginable. En cambio, dio conferencias, fue invitado a los mejores salones y vivió del cuento un montón de años. Beneficios que acarrea pertenecer a la aristocracia. Yo no detengo sangre, que yo sepa pero detengo el agua. No como Moisés que abría y cerraba a gusto los mares para que pasase el pueblo elegido. No. De alguna manera he descubierto que soy incompatible con la lluvia. Dondequiera que voy deja instantáneamente de llover y mientras allí permanezco no se atreve a caer ni una gota. Esto no es ningún mérito si se visita el desierto de Atacama donde se dice que nunca, nunca ha llovido. Ni si se participa en el Rallye París Dakar en su extremo meridional. Puedo desarrollar este efecto en cualquier latitud y en cualquier época. En el hemisferio sur, en pleno invierno, buen tiempo durante el mes y medio que anduve por allí. En Polonia coincidiendo con mi visita dieron fiesta escolar para que saliesen los niños al campo a disfrutar del sol radiante y del cielo límpido. En Asturias, cayó la mundial el día antes a aterrizar yo por ahí. Se despejó al instante y no se atrevió a reincidir. En Marbella, dicen que antes caía mucha agua y por ello se llegó a numerar los arroyos cuando se acabaron los nombres que se les podían adjudicar. Desde que me avecindé allí los aguaceros se transformaron en una leyenda urbana y la denominación de la costa
está resultando muy exacta. Hace meses que no veo caer nada del cielo. Aunque me temo que esto le sucede a mucha gente y así vamos.
Es la situación inversa de la que afectaba al personaje de una viñeta cuyo nombre no recuerdo al que perseguía implacablemente una nube negra.
Por si acaso, ahora que la profesión no pasa por sus mejores momentos tengo pensado alquilarme para comuniones, bodas y bautizos al aire libre.
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