Seis meses de espera para un café en Marbella
Usuarios del Centro de Mayores Encarna Cantero se echan a la calle para reivindicar el servicio de cafetería que perdieron hace casi medio año
Nieves Castro
Miércoles, 16 de diciembre 2015, 00:53
Pensionistas de Marbella se dieron cita ayer en la puerta del Ayuntamiento para reclamar la puesta en marcha de la cafetería del Centro de Mayores Encarna Cantero que está en desuso desde primeros de agosto. Tras expirar el periodo de concesión del servicio, el equipo de gobierno ha vuelto a sacar a concurso su explotación. Aunque fuentes municipales aseguran a SUR que el expediente se está resolviendo conforme a los plazos normales, los usuarios consideran que ya han esperado bastante. No entienden que la burocracia administrativa pueda ser tan lenta. Consideran que están siendo castigados por los gobernantes municipales a los que reclaman celeridad para que la cafetería empiece a funcionar de inmediato.
El Centro de Mayores San Pedro I también sufre este mismo problema, aunque fueron los usuarios de Encarna Cantero los que se organizaron para explicar en la calle los problemas que les acarrea no contar con la cafetería que a la vez ejerce de restaurante todos los días de la semana, excepto el sábado cuando el centro cierra sus puertas.
Pensionistas más ricos y más pobres, mejor y peor vestidos o con mayor y menor nivel de estudios aseguraron que el cese de la actividad afecta a todos. La cafetería es el epicentro de Encarna Cantero, centro con más de 2.000 socios. «¿Los que tenemos más de 60 años ya no significamos nada? Digo yo que, al menos, tendremos derecho a una cafetería. Los políticos prometen mucho, pero a la hora de dar la cara te dan la espalda», afirma Diego Gavira respecto a la falta de explicaciones al colectivo.
La presidenta que da nombre al equipamiento cuenta que son muchos los usuarios que comen al mediodía en la cafetería. Unos se sientan a la mesa atraídos por los precios bajos del menú (6,5 euros) y otros porque no pueden ya valerse por sí mismos para cocinar. Pero Encarna Cantero relata que la cafetería no sólo da servicio a los mayores, sino a personas sin medios que van allí a comer y a desayunar.
Los precios populares son el gran gancho de las cafeterías ubicadas en los hogares del pensionista, que como apuntan también generan empleo, y ahorran una buena cantidad de dinero en la cesta de la compra a los jubilados. «El cafelito vale barato, la comida vale muy baratita. Si no nos pusieran esos precios no podríamos alternar, porque somos pensionistas y ganamos muy poco», refiere Ana Cordón.
Sentimiento de comunidad
Ana María Cabello asiente con la cabeza ante el comentario de esta usuaria del centro. «Yo tengo una paga chiquitilla de 430 euros, así que muchas veces almorzaba en la cafetería por nada y menos. Y como yo, montones de personas», afirma la mujer que le pide al alcalde de Marbella José Bernal que «por favor, también mire por las personas de la tercera edad».
Otros pensionistas mejor situados llaman la atención sobre el sentimiento de comunidad que generaba la cafetería y que ahora se ha perdido. «Los domingos siempre han sido los días con más afluencia porque hay música en vivo, y ahora hay un aburrimiento total. La gente no quiere entrar al hogar. Es lamentable», apunta Julio Rodríguez.
Rosa María Manjón lamenta que se haya perdido ese cafelito de las tardes junto a sus amigas. «Un centro de mayores es un lugar donde hacemos labores, cosemos y hacemos gimnasia, pero también es un lugar de reunión y necesitamos ese café para aumentar los lazos de cordialidad», señala la mujer.
Apuntan que la tristeza que reina en estos momentos en el hogar del jubilado es inaudita. Y señalan que echan de menos el trasiego de la barra donde también acudían muchos jóvenes que trabajan en los alrededores y llenaban de vida el local y de paso las conversaciones.
Personas de la misma quinta
Igualmente afectados están los usuarios que acuden al centro a clases de baile o a hacer gimnasia, pues ahora se tienen que desplazar al supermercado o a los bares de los alrededores si quieren reponer sales y minerales tras el esfuerzo físico. Los más previsores se traen la botella de casa, aunque con todo y con eso la cafetería resulta insustituible. «Hay personas que se desmayan y tienes que salir a por una botella de agua corriendo. ¿Qué atención es esa? ¡Ninguna!», protesta enérgicamente Ricardo Blázquez, que considera que ya llevan mucho tiempo esperando. «Llevamos sin cafetería no un día, sino muchos y tenemos derecho a ella», apostilla.
«Queremos que esto se arregle y tener un servicio mínimo porque no se puede olvidar que hay gente que pasa muchos ratos allí», indica Luis García. En su caso, dice no perdonar el café de las mañanas y no precisamente por lo económico del cortado, sino porque el hogar del jubilado le permite relacionarse con gente de su quinta.
La concejala de Derechos Sociales, Victoria Morales, indica que el procedimiento burocrático para conceder la concesión de las cafeterías de los centros Encarna Cantero y San Pedro I arrancó en el mes de agosto, después de que expirara la concesión y prórroga del servicio (en total 4 años). «Estamos en el trámite administrativo del concurso público. No hay nada extraño. Estamos pendientes del asunto porque los mayores nos han trasladado la importancia de la cafetería», afirma la concejala del ramo, quien apunta que los plazos de adjudicación siempre son lentos. Como ejemplo señala que la última vez que tuvo que renovarse el servicio de cafetería el centro Encarna Cantero estuvo siete meses esperando.
Entretanto llega o no ese café, los jubilados no piensan renunciar a un rato de charla por Navidad en torno a unas bocas viandas, por ello ya tienen pensado contratar un catering.
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