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Alfonso Gallardo, en las cercanías del río Vistula en Cracovia.
«Al ver cómo estaba la situación en España, tuve claro que quería salir»

«Al ver cómo estaba la situación en España, tuve claro que quería salir»

Alfonso Gallardo Pineda. Cracovia (Polonia). Aunque estudió psicología, trabajó como informático y ahora busca empleo en una ciudad desbordada por la Jornada Mundial de la Juventud y la visita del Papa Francisco

Javier Lara

Lunes, 1 de agosto 2016, 00:24

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En Campillos lo llaman polaco, incluso cuando regresa a su pueblo le dicen que lo ven más rubio y con los ojos más claros, bromea Alfonso Gallardo Sito, un psicólogo que ha estado durante casi tres años trabajando como informático en un call center hasta que por decisión personal dejó el empleo y ahora busca un nuevo trabajo en el entorno de Cracovia, ciudad polaca que durante estos días está acogiendo la Jornada Mundial de la Juventud. En Polonia, además, le dicen que no parece español, por lo que se mueve en ese terreno incierto que le hace ganar libertad.

«Lo mío con Cracovia viene de largo, la primera vez que vine aquí fue hace once años en un intercambio, hice amigos, vine alguna que otra vez de Nochevieja y después cuando eché la beca Erasmus pedí el norte de Europa, pero solo quedaba Cracovia, Varsovia y algún sitio de Alemania, no me lo pensé y volví;después terminé la carrera, seguí en contacto con la gente que estaba aquí y en noviembre de 2013 viendo cómo estaba la cosa en España tuve claro que quería salir y opté por la ciudad que ya conocía», explica Gallardo, que reconoce que encontró trabajo fácilmente.

Durante esta semana ha tenido que salir muy temprano para realizar su búsqueda de empleo debido al gran movimiento que registra la ciudad, un lugar que suele ser seguro, pero que en gran medida se está viendo desbordado. «No garantizan que haya trenes suficientes, de hecho había 80.000 personas de las que venían que no tenían alojamiento, se cortan las calles principales para aparcamiento de autobuses, incluso en los días previos pidieron a las empresas que sus empleados trabajaran desde casa, incluso a la gente de aquí les pidieron que se marcharan de vacaciones durante estos días», relata Alfonso Gallardo. En su caso intenta vivir la jornada con cierta distancia, aunque reconoce que la ciudad no está preparada para acoger a tanta gente. De hecho, él vive cerca del centro, a unos 10 minutos caminando, y le afecta directamente en una ciudad a la que encuentra algunas similitudes con Granada.

Aunque no tiene trabajo, en cierta medida se nota despreocupado porque hay ofertas: «Realmente me está costando algo más de lo que pensaba, pero hay opciones y los salarios aquí no están mal». Busca un empleo entre Cracovia y la ciudad en la que estudia y vive su novia, a unos 600 kilómetros, pero sí que a medio y largo plazo no descarta volver a España para ejercer como psicólogo, materia en la que está titulado, pero no tiene más experiencia que las prácticas de la carrera.

Gallardo dejó la empresa en la que trabajaba en junio porque se sentía algo agobiado. Aprovechó entonces para regresar de vacaciones a Campillos. «Estuve una semana allí y fuí además a la playa, a El Chorro y me sorprendió en Campillos la organización de la Noche en Blanco, vi actividades de calidad y con mucha gente», apunta Gallardo.

Estar sin trabajo durante estos días le hace poder disfrutar de esta época en Cracovia. «El verano aquí se vive mucho y muy en la calle, venía de un trabajo en el que entraba temprano siendo de noche y cuando salía ya era de noche otra vez, por lo que estas horas de sol se intentan vivir con intensidad», explica. A su juicio, además, Cracovia es una ciudad donde puede desarrollar sus aficiones. «Siempre hay algo que hacer», indica, en una ciudad manejable con gran presencia de la cultura, de hecho sus aficiones son el dibujo y la música y donde además se estilan los festivales de cerveza artesanal.

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