Lalone: El grafitero del skate park

Todavía recuerda como con 15 años pintaba con su inseparable amigo Elalfil los muros de su colegio en El Limonar. "Siempre a escondidas y de noche. Si venía un coche salíamos corriendo", dice Lalo Luque, más conocido en el arte urbano como Lalone. Así fueron sus primeras incursiones con el spray, aunque ya en Primaria apuntaba maneras en esos cuadernos de dibujos que traían de cabeza a sus padres y profesores. "No era mal estudiante, pero me pasaba muchas horas pintando y, claro, me llamaban la atención, aunque al final escapé bien. Me formé en Artes Plásticas y ahora vivo de lo que me gusta", reconoce con orgullo. Y es que este joven de 32 años vive el momento más dulce de su carrera gracias a un montón de proyectos que le han consagrado como uno de los grafiteros con más proyección de Andalucía. El último, el recién inaugurado skate park 'Rubén Alcántara', uno de los más espectaculares de Europa por su diseño y espaciosas instalaciones, que estos días ha reunido a deportistas de talla mundial. Todos sus rincones llevan el sello de Lalone, cuyo estilo alegre con base de cómic llama la atención por su realismo.

"Proyectos como este ayudan a ver la profesión con optimismo. El hecho de que confíen en ti ya es un lujo y una oportunidad de mostrar tus habilidades al mundo", explica el grafitero, tras confesar que en esta última etapa adquirir un mayor grado de responsabilidad le ha ayudado a conseguir trabajo. "Cuando era más joven era menos formal, pero si quieres vivir de esto hay que cambiar el chip. Los artistas urbanos no lo tenemos fácil y cualquier trabajo, por pequeño que sea hay que aprovecharlo, nunca se sabe qué vendrá después", sostiene.

Por ello, antes de que el Ayuntamiento le encargara dar color al skate park y, meses antes, a los vestuarios de las playas de la capital, Lalone ha pintado escaparates, habitaciones y locales por encargo. Lo sigue haciendo ahora aunque se forma más esporádica. Se ha presentado a decenas de concursos y ciudades como Madrid, Barcelona o Berlín han sido escenarios de sus trabajos. "En Alemania estuve tres meses pintando como loco, no sabía muy bien hacia donde tirar, pero lo único que tenía claro era vivir del grafiti, o al menos, intentarlo", cuenta el joven. Y de ahí a colorear muros de seis a diez metros de forma impulsiva. "Lo que me salga, algunas figuras las tengo en la cabeza y otras las improviso", comenta.

Ideas de futuro

No obstante, sus inquietudes creativas van más allá del grafiti. Hiperactivo, como el mismo se define, estudia adentrarse en el mundo del tatuaje donde ya ha hecho sus pinitos. "Es un campo muy interesante y con futuro, ya que a largo plazo el grafiti es una profesión que me vendrá grande por el desgaste físico que requiere y plasmar mis obras jugando con las formas de otras personas me atrae desde siempre. También quiero pintar cuadros de gran formato y hacer una exposición ahora que el grafiti se está valorando al igual que otras artes", dice. Eso sí, sin abandonar el bote de spray, la herramienta de trabajo con la que se siente más cómodo.

El joven cree que el arte urbano ha crecido en Málaga, sin embargo aún lo ve lejos del reconocimiento que goza en otras ciudades. "El concepto del grafiti ha cambiado y en Málaga han sabido verlo impulsando iniciativas como la del Soho o el skate park, punto de reunión para el deporte, el breakdance y otros movimientos culturales", entiende. Lalone también destaca que muchos ciudadanos han cambiado su concepto del grafiti y aprecian el trabajo de quienes intervienen en la pintura callejera con cierto criterio estético. Por eso, el artista anima a los están empezando "a no copiar y buscar la perfección para hacerse un hueco en el mundo creativo del grafiti", que vive, como Lalone, uno de sus mejores momentos.