Horchata de cacahuete: La refrescante bebida que elabora un obrador de Riogordo

«La receta original era con almendra,s pero, según me contaban mis abuelos, en la Guerra Civil, ante la escasez de éstas, alguien decidió sustituirlas por cacahuetes, que eran más baratos, y así se quedó hasta hoy», explica Claudio Campos, propietario de la confitería que lleva su nombre en Riogordo. Es decir, al menos, lleva nueve décadas elaborándose tanto en muchos hogares como en los obradores de la localidad.

A priori, puede parecer una tarea sencilla, pero, según cuenta el propietario de esta confitería y panadería, hay que conseguir un buen tueste para los cacahuetes. «Con esto se consigue el toque que cada uno le quiere dar», añade. No debe ser ni muy tostado ni poco. Lo primero implicaría un color muy oscuro, lo segundo que quedara la horchata casi blanca.

Después, hay que triturar los frutos secos y colarlos «para que no quede 'zurrapita' y sea agradable al paladar». Además de los cacahuetes, sólo lleva tres ingredientes más: agua, canela y azúcar. La proporción de estos ingredientes es la justa para que quede sabrosa y untuosa, pero no empalagosa ni demasiado dulzona. Al menos, es la fórmula de esta empresa familiar, formada por Claudio Campos, su mujer, Pepi Frías, su hijo Ernesto y un trabajador más, Francisco Javier García.

Como no lleva conservantes, una vez que se elabora, la horchata se congela para que dure más. Así, lo normal es que los clientes se la lleven así. A partir de su descongelación, tienen hasta cuatro días para consumirla. «En Riogordo gusta mucho entre los jóvenes, pero también entre los mayores», explica Claudio.

En la actualidad, se vende en botellas de un litro y medio, a partir de 5 euros. Se puede comprar directamente en esta confitería, pero también en otros comercios y establecimientos de restauración de Riogordo u otros pueblos del entorno, como Colmenar y Casabermeja. Próximamente, en la confitería, quieren incluir otros dos formatos: de un litro y de medio.

Además de los riogordeños y otros habitantes de pueblos cercanos, también son muchos los que vienen de fuera expresamente a comprarlas. «A veces nos vienen moteros de Estepona o de Fuengirola a buscar la horchata de cacahuete», explica Claudio. También es habitual que se la lleven muchos riogordeños que residen en otros puntos del país, cuando vienen de visita en verano.

Pero, la horchata de cacahuete es sólo uno de los muchos productos que elaboran en este negocio familiar. Además de distintos panes de masa madre, también elaboran muchos dulces. «Para nosotros la berlina, que hacemos los miércoles, es nuestro producto estrella, pero tenemos muchos más, algunos de hojaldre, como la palmera o la caña, bizcochitos, tartas o 'brownies', entre otros», detalla el propietario de este obrador. A ellos hay que unir las magdalenas con aceite de oliva virgen extra verdial del pueblo y naranja, con la que andan haciendo pruebas para sacar la mejor textura y sabor.

Tanto en el pan como en la horchata como en la mayoría de las masas para dulces evitan los conservantes artificiales. De este modo, la familia Campos quiere perpetuar una costumbre tan artesanal como saludable que empezaron los bisabuelos de Claudio a principios del siglo pasado.