El gazpachuelo con «mucho ADN malagueño» de Hacienda Alakran
Con guiño al espeto y la fritura, es una de las nuevas propuestas que reflejan la fusión de la cocina de Richard Alcayde, Álvaro Redondo, Miguel del Valle y Miguel Ruiz
Desde que abrió, hace año y medio, su intención siempre ha sido aportar algo diferente. Ya lo dice en su lema: «Tacos, brasas y mucha fusión». Y en esa fusión no sólo entra la inspiración mexicana, también la malagueña. Tanto es así que el equipo que comandan Richard Alcayde, Álvaro Redondo, Miguel del Valle y Miguel Ruiz incluye ahora como sugerencia un gazpachuelo. Este, según remarcan, con «mucho ADN malagueño».
Ya de por sí es un plato que lo tiene, pero ellos le añaden un par de guiños más a la gastronomía local: el espeto y la fritura. ¿Cómo? Por un lado, con un filete de lubina cortado en láminas que se aromatizan con la grasa del hígado del propio pescado, junto al toque de fuego del soplete es lo que le daría el sabor a espeto. Por otro lado, la parte de fritura la aportan las patas de calamar que pasan por una mezcla de harina de trigo y de garbanzo y posteriormente fríen en aceite mitad de oliva, mitad de girasol.
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Dirección: Avda. del Editor Ángel Caffarena, 36, Puerto de la Torre (Málaga).
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Un gazpachuelo elaborado con el caldo de las espinas de la lubina y con mayonesa de huevo de corral redondea el plato, en el que no falta la tradicional patata, cocida en el mismo caldo del pescado y servida en dados. «Es algo que resume muy bien parte de nuestra cocina, con ese punto de espeto, de fritura y nuestro característico gazpachuelo. Es Málaga en un plato», explica Richard Alcayde sobre esta propuesta que refleja tanto la creatividad como la libertad que hay en los fogones de Hacienda Alakran.
Desde tacos de chivo hasta lasaña de chilaquiles
Aparentemente un restaurante mexicano, pero con muchas otras influencias. Las malagueñas se pueden ver en elaboraciones como los tacos de chivo o calamares fritos, pero también podemos encontrar esencia italiana, por ejemplo, en una lasaña que aquí es de chilaquiles. «Nunca hemos querido encasillarnos en un tipo de cocina, la nuestra es una mezcla de culturas que tratamos con libertad, pero intentando siempre que todo esté muy rico, bien hecho y con ingredientes de calidad», advierte Alcayde, poniendo como ejemplo las mollejas de wagyu o el cube roll de cerdo de bellota que elaboran a baja temperatura y preparan con su jugo lacado en brasa.
Algunas de las novedades de una carta a la que también se incorpora un flan de nata fresca con texturas de maíz que bien merece guardar hueco para el postre. Quien quiera, además, puede 'regarlo' todo con algunos de sus cócteles. O probarlos después de comer, en opción de tardeo, especialmente los fines de semana. Allí el reloj no existe. Sobre todo en la terraza o el porche. Ojo, que están cotizados. Conviene reservar con tiempo.
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