Soberbio planteamiento, impecable lectura
A LO PANENKA ·
El Málaga firmó un partido colosal y maniató al Cádiz en todo momento. Por actuaciones así un cuerpo técnico agradece tirarse el día de descanso ... enclaustrado en el estadio de atletismo para preparar un envite. Pellicer merece un 10 en el que, sin duda, es el encuentro de su consolidación definitiva, pero conviene no quedarse atrás en la valoración del titánico esfuerzo y de la impecable lectura de los casi cien minutos por parte de sus jugadores.
El Cádiz simplemente no existió. Los distintos cambios tácticos puestos sobre el tapete por Álvaro quedaron neutralizados por la perfecta sincronización del equipo en los movimientos. Tácticamente el Málaga estuvo colosal y probablemente sea más obvio recurrir a la colocación de las líneas, a la capacidad para evitar los cambios de orientación (por eso tantas aperturas amarillas se marcharon fuera del campo), al candado en los pasillos interiores, a los muy mínimos espacios dejados entre líneas... Pero en mi opinión resultó más llamativa la presión, más concretamente cómo, dónde y a quién se hacía. Incluso en los saques de banda en contra quedó patente el despliegue de hombres para achicar. Una maravilla.
Otras veces es fácil personalizar algún elogio, pero no en este caso. Al final tocó sufrir y ahí emergió el carácter de los jugadores, encabezados por los líderes del grupo, Adrián y Luis Hernández. Lástima que el equipo no hubiera sentenciado antes en dos acciones de Juanpi y otra de Sadiku, inmejorables para plantarse delante de Cifuentes. Pero las tres llegaron como consecuencia de la óptima colocación, de la presión y de los nervios de la cobertura rival.
Desde que llegó Tete, todos en el vestuario destacan su compromiso. En sus intervenciones ofensivas le faltó más claridad de ideas, aunque fue precisamente el que forzó el penalti por clara mano de Espino. No obstante, es obligatorio reseñar su trabajo en la contención y sus ayudas a Ismael, todavía juvenil (no lo olvidemos) y que ratificó que nunca se arruga.
Hubo tres jugadas cuestionables para el árbitro y en la más importante se apoyó en el VAR. Acertó porque Sadiku obstaculizó a Cifuentes en el gol anulado a Adrián. Después Nano Mesa, uno de los mejores actores del fútbol español, quiso como siempre sacar petróleo de un contacto que él buscó. ¡Ah! Un recuerdo para el excadista y ahora comentarista Gustavo López: el VAR sólo interviene en estas acciones cuando se ve meridianamente claro como para plantearle una duda al árbitro. Y esta vez no sucedió.
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