La receta defensiva de Pellicer

Transiciones, centros y acciones de estrategia. Una y otra vez los jugadores del Málaga escuchan a Pellicer insistir en la prevención de estas jugadas para evitar los goles en contra. No es un secreto que desde su incorporación como entrenador del primer equipo el estilo ha variado considerablemente en la faceta ofensiva. De hecho, ya en algunas manifestaciones los propios futbolistas aluden a que se busca más la verticalidad. «Ahora jugamos más hacia adelante, sin combinaciones en horizontal en la salida del balón», subrayó Hicham en una entrevista con SUR hace dos semanas. El técnico castellonense reitera la importancia de imprimir velocidad en las acciones de ataque para evitar el rápido posicionamiento del adversario.

«Puede que haya más intensidad defensiva del equipo», explicó también entonces Hicham. De eso precisamente sabe mucho el jugador marroquí, porque Pellicer le insiste muy a menudo en que tiene capacidad para aportar más en la contención, en tapar las posibles subidas del lateral contrario, en proteger al compañero que juega por detrás. Y es que Pellicer incide con frecuencia en la necesidad de evitar centros del contrario. Esa es para él una de las claves del éxito en Segunda, porque considera que en la categoría abundan los especialistas en el remate de cabeza y también los medios punta que llegan desde la segunda línea (en el propio Málaga el ejemplo de esto último es Adrián). Neutralizar los servicios desde los flancos se considera crucial para no dar esa opción a los adversarios. La semana pasada los técnicos recordaron que el primer gol encajado en Elche llegó tras una jugada colectiva, aunque el desenlace fue el habitual: un centro (en este caso, del lateral Juan Cruz, al que debía haber vigilado más Hicham) y un remate de un futbolista que no es un ariete, Pere Milla.

Otro aspecto en el que se insiste desde el punto de vista defensivo es en no facilitar las transiciones del contrario. En la recta final del partido del domingo, aún con 1-1 en el marcador, fueron muy evidentes los gestos del entrenador en un momento determinado con las palmas de las manos hacia abajo para transmitirles a sus jugadores que tuvieran tranquilidad. El duelo había entrado en el típico correcalles del que el Numancia suele sacar ventaja con frecuencia. Durante estas semanas al frente del equipo, el castellonense ha destacado la importancia de juntar las líneas y de replegarse con rapidez –incluso se han producido algunas faltas tácticas– cuando se produce la pérdida de la pelota y no se produce rápidamente la recuperación. Se trata de evitar situaciones de inferioridad numérica. Ese objetivo se cumplió frente al Mirandés, cuando los goles llegaron por graves errores individuales sin que los defensas estuvieran expuestos.

Eso sí, desde el primer día la prioridad para Pellicer han sido las acciones de estrategia. En el debut ya se vieron dos movimientos de 'arrastre' en sendos córners a favor y el domingo, al más puro estilo de Juan Carlos Unzué en la etapa de Luis Enrique como entrenador del Barcelona, fue constante ver al segundo entrenador malaguista de pie delante del banquillo, con papeles en la mano. Con sus gritos y sus gestos trataba de corregir la situación de los futbolistas blanquiazules en los saques de esquina y las faltas laterales tanto en la estrategia ofensiva como en la defensiva.

Durante toda la jornada del lunes los técnicos volvieron a analizar exhaustivamente el partido para comprobar esos errores en la contención (que compete a todos los componentes del equipo) porque en el vestuario tienen más que asumido que lograr la permanencia pasa pioritariamente por tener una alta fiabilidad defensiva.