Al terminar el partido, este Palco 17 se preguntaba en su interior cómo era posible que el Málaga perdiera ante un equipo tan malo como ... la Cultural Leonesa. Ojo, no era un desprecio al rival, sino algo que parece objetivo. La respuesta/pregunta no pudo ser más triste y demoledora: ¿no será que el Málaga es peor? Así de fácil y de doloroso. Cuando los locales lograron el gol que valía 3 puntos, otro recuerdo nos vino a la mente: la horrenda planificación de la Dirección Deportiva del club con Loren Juarros a la cabeza. A nadie se le ocurre que si el 27 de agosto te quedas sin tu defensa central eje del proyecto, Alex Pastor, y por un porrón de meses, y once días antes te habías quedado sin Luismi, otro puntal, y nadie reacciona y no fichas absolutamente a nadie en una absurda decisión, estás pegándote un tiro en el pie. No es menos cierto que el suicidio del Málaga CF llegó con la intervención judicial, anhelada por muchos, incluido este palco, y ahora es un gravísimo lastre para un conjunto que tiene una grandísima afición, que cada domingo llena La Rosaleda y lidera la afluencia de espectadores en Segunda... Un desastre lo que tenemos, lo que hay y ojalá no sea lo que viene. No sé si Pellicer seguirá tras esta enésima derrota. Posiblemente no lo haga. Pero él no es el único culpable y desde luego si lo destituyen o dimite, que por favor no se vaya solo. El partido fue un quiero y no puedo, que además terminó con un batiburrillo de cambios que nadie entendía, creo que ni siquiera quien los hizo, pero no es menos cierto que uno de los que se fue era el mejor de los malagueños, Rafa Rodríguez.
La impotencia malagueña fue notoria a lo largo de 85 minutos, salvo los 5 primeros minutos, cuando además la mala suerte se cebó con Lobete. Pero ese buen juego fue un espejismo. Un desastre todo el resto, un partido desastroso, una ruina en los cambios, una falta absoluta de resolución, de conseguir un gol a balón parado... Vamos al abismo. Se irá o no (no lo sé) Pellicer, pero no se pueden quedar los responsables directos de este verdadero desastre.
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