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NO A UN MÁLAGA HUMILLADO

Una cuestión ·

Martes, 6 de agosto 2019, 00:04

Alguien dijo que el fútbol es un sentimiento. Y lo es. Quienes lo inventaron nunca pensarían que un juego con dos equipos, dos porterías y ... un balón por medio iban a dar tanto de sí. Desde entonces, hace ya más de un siglo, el llamado balompié ha ido evolucionando de tal manera que cualquier parecido entre uno y otro es pura coincidencia. Se mantiene la base, sí, pero se ha encarecido el gol y lo que antes aguantaban once jugadores, y con frecuencia sólo diez y uno cojo, ahora lo consiguen a duras penas los catorce que juegan. Pero algo sí ha evolucionado y a lo grande: la pasión que rodea a cada partido y, en ocasiones, de manera desmedida. Una pasión a la que se llega por un acendrado sentimiento de alianza con el equipo que defiende el nombre de su ciudad aunque quienes defienden ese nombre lleguen desde cualquier rincón del mundo en busca de unos millones que a veces se les regala. En suma, un equipo de fútbol es hoy día un sentimiento de amor, de pertenencia o de envidia que generalmente conduce a la pasión.

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