Un Málaga sin autocrítica y de camino hacia otra final
Las cinco derrotas seguidas fuera del Málaga no son consecuencia de «pequeños detalles» y conllevan una presión adicional cada dos semanas en los partidos de local y sobre Pellicer
«Cuando pierdes cinco de seis partidos fuera de casa está claro que algo pasa», manifestó ayer en su rueda de prensa Eneko Jauregi, y ... al leer sus declaraciones sólo pude pensar que no está todo perdido. Por fin algo de autocrítica. No la que tuvo su compañero Dani Lorenzo cuando repitió un argumento muy recurrente de los futbolistas de hoy, el de que «esos pequeños detalles nos están penalizando» o cuando el entrenador del Málaga, Sergio Pellicer alude a que «esto debe servir como aprendizaje para todo lo que queda por venir», explicaciones o análisis estos dos últimos que aluden a una importante falta de autocrítica o a no abordar los problemas de frente, al menos en el mensaje que se traslada a los medios de comunicación, porque lo que se invoca dentro del vestuario ahí se queda.
El Málaga es el tercer equipo de Segunda con más desfase entre lo que suma en casa y fuera (once puntos en La Rosaleda, tres en las salidas), sólo por detrás del Eibar (doce y uno, respectivamente) y la Real Sociedad B (doce y ninguno). Aún en la jornada decimotercera, el Málaga encara ya este sábado su tercera final del curso. Salió más que airoso de las dos anteriores, con sus mejores actuaciones de la temporada, el 3-0 al Deportivo y el 4-1 al Andorra, además ahí con un parcial de 3-1 a favor en inferioridad numérica. Sin embargo, la sensación es que el equipo, que recordemos que ha perdido en seis de las últimas ocho jornadas, no siempre podrá compensarlo todo de local. Llegará el día que se atasque, aunque confiemos en que no sea aún ante el Córdoba.
Este Málaga que se propone mejorar el balance del pasado curso y cuyas expectativas siguen abiertas, no hace más que condenarse en sus salidas. Su reincindencia es lo que implora a una autocrítica sincera y madura, como la que expuso Jauregi. No se pierde en cinco salidas consecutivas (recordemos, 1-0 en Huesca, 2-1 en Burgos, 3-0 en Santander, 2-0 en Leganés y 2-1 en Castellón) por auténtica mala suerte. Es el mismo argumento vacío al que se apeló en la segunda vuelta de la campaña anterior cuando el equipo se despeñó y dilapidó una notable primera vuelta liguera hasta verse incluso en apuros por la permanencia ante la deriva de resultados, algo que se solucionó, una vez más, en La Rosaleda, con tres victorias balsámicas.
No se pierde en cinco salidas consecutivas (recordemos, 1-0 en Huesca, 2-1 en Burgos, 3-0 en Santander, 2-0 en Leganés y 2-1 en Castellón) por auténtica mala suerte
Es cierto que el grupo y, especialmente su entrenador, no alude a la merma de las bajas que desde la tercera jornada ha dejado al equipo lejos de competir con su potencial real. Eso les dignifica, pero se necesita más consciencia de que falta poner en práctica ciertos aspectos para mejorar, algo clave para crecer.
Enumero algunos: el equipo no muestra la agresividad y la iniciativa en el juego que se atribuye de local (excesiva juventud, sin el apoyo de miles de gargantas), se muestra muy vulnerable en los centros laterales (siete de sus quince goles encajados recibidos de esa forma), especula demasiado con ventajas cortas (en ocasiones su entrenador ayuda a recular con los cambios) y se acaba quemando, y tiene serios problemas en muchas transiciones con el último pase, en situaciones de sumo peligro que terminan en nada.
El Málaga, que por momentos sostuvo el tipo ante el Castellón, sólo remató una vez entre los tres palos, y fue en el gol, en un discutido penalti
Aunque se haya pasado muy por encima de este dato, el Málaga, que por momentos sostuvo el tipo ante el Castellón con muchos elementos de la plantilla llamados a priori a ser suplentes, sólo remató una vez entre los tres palos, y fue en el gol, tras uno de los penaltis más discutidos que se puedan ver.
Los protagonistas muestran cierto propósito de enmienda, pero los errores y carencias se repiten y sobra cierta complacencia. El Málaga vuelve a verse muy necesitado de nuevo en casa, y ahora llega un rival crecido como el Córdoba, al que no se ha ganado en las dos últimas campañas. A dos puntos de la zona de descenso y decimoséptimo. Con una espada de Damocles sobre el entrenador una semana sí y otra no, y con excesivas urgencias porque fuera de casa nunca se termina de cumplir. Ni de lejos.
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