ES LO QUE HAY, LAMENTABLE
Una cuestión ·
Siento vergüenza ajena, y hasta propia, al comprobar una vez más la pobreza de gestión de este Málaga que nos está tocando vivir. Y menos ... mal que dentro del desastre como club, un puñado de profesionales con vergüenza deportiva están dando la cara en el terreno de juego pese a las trabas de cada día. Dando por sentado que el auténtico culpable de esta calamitosa situación es un jeque indigno de estar ligado al nombre de Málaga, pienso que alguien o algo debiera haberse puesto en macha en la ciudad para, al menos, evitar lo que parece inevitable. Y mal también que la gran masa seguidora del equipo está mostrando una entereza, un amor y una pasión que ya quedaron de manifiesto y como ejemplo en el cierre de la pasada temporada. Ahora entre tanto lío y tanta ineficacia ni siquiera queda un resquicio, ni ganas, para marcar un objetivo deportivo. Nos queda, por tanto, la posibilidad de incluirnos en ese grupo de de incondicionales que mantienen en alto la bandera del malaguismo. Sigo sin entender que equipos de Vallecas, Getafe, Majadahonda, Leganés, Lugo, Alcorcón, Eibar, Huesca y demás tengan la solvencia económica, deportiva y de apoyos para ser habituales de Primera y de Segunda y algunos hasta mirando a Europa. Lo que está claro es que el derecho al pataleo, las manifestaciones y los comunicados sólo sirven para el desahogo de quienes nada más pueden o podemos hacer.
Salvando las distancias, han sido varios los clubes que se han visto inmersos en ese límite salarial, madre de todos los problemas. Hasta Barcelona y Madrid han fracasado en sus intentos de vender jugadores para comprar otros más modernos, que no mejores; Rakitic y Dembèlè por un lado, Bale y James por otro han de seguir en sus equipos porque ni un club ni otro disponían de los millones necesarios para el trueque. Pero ese es otro problema, lejos de ese mendigar buscando futbolistas de saldo...que a lo mejor resultan mejores que otros con vitolas superiores. El Málaga ya tiene su plantilla y con ella habrá que volcarse; de momento, toca hallar una solución a un club a la deriva. Sin mando ni nadie que sea capaz de imponer un orden. Es lo que hay.
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