Judit Romano, primera asistente en un partido del Málaga en categoría profesional

La primera mujer que rompió barreras en el arbitraje español fue Marisa Villa Gutiérrez, porque además de ser una de las mejores de Europa en las competiciones femeninas también logró llegar a la élite en la masculina. Ascendió a Primera como asistente en 2007 y estuvo cinco temporadas, pero la dureza de las pruebas físicas le impidió debutar y, por consiguiente, coincidir con el Málaga.

El caso de Judit Romano es excepcional. Hoy por hoy, las pruebas físicas son muy exigentes y ella siempre las ha superado. Cuando llegó a Segunda División en 2014 ya llevaba trece años dirigiendo partidos en todas las categorías. Incluso, compaginó el arbitraje y las clases en el Comité Navarro con sus estudios en la Facultad de Medicina de Pamplona. Al final cumplió su doble objetivo: llegar a categoría profesional en las competiciones masculinas y terminar la carrera para ejercer como médico anestesista en su tierra, en el Hospital Central de Asturias.

Desde que subió a Segunda, Judit Romano siempre ha acompañado al también asturiano Areces Franco, lo que le ha permitido acumular una enorme experiencia en la banda y, sobre todo, gran compenetración con su paisano. Su historia está marcada por la superación en la vida y en el deporte. Con sólo 14 años le diagnosticaron un linfoma. Tuvo que pasar por una operación, por quimioterapia «de la dura», y ni siquiera así dejó de ir a clase. Un ejemplo en todos los sentidos.