Nada de campanas al vuelo
No sé cuántos millones de personas en todo el mundo se han quedado sin ver el Barcelona-Real Madrid de la Liga española. También muchos ... miles aquí en una jornada extraña se han sentido con un cierto vacío del que ha sacado provecho más que nadie el Granada C. F., que, durante unos días, podrá presumir de ser el líder y, además, con toda justicia. Por el contrario, el mundo de las apuestas habrá sufrido un duro revés. Pensando en todo esto, ha parecido raro que el presidente de LaLiga no haya ofertado llevar ese encuentro a Catar o a Estados Unidos, capaces de sufragar un espectáculo así. Tres equipos suspiran por ese viaje, y el Villarreal, el primero.
Sin embargo, esa jornada huérfana de los dos equipos punteros de nuestro fútbol nos deparó la alegría de un triunfo del Málaga en La Rosaleda. Estas dos victorias consecutivas han obrado del milagro de que todo empiece a verse tan rosa como la nueva equipación del equipo. Y parece vislumbrarse el lanzamiento de un nuevo valor de la cantera, Antoñín, que viene a ocupar en el fervor malaguista la ilusión que apenas si ha dado tiempo a madurar en el caso de Ontiveros y anteriormente Samu Castillejo. Pero, cuidado, dos actuaciones notables o dos goles no es bagaje suficiente para echar las campanas al vuelo. Hay que dar tiempo al tiempo, mantener la fe en él los días que no marque un gol o ni siquiera juegue aceptablemente, y no presionarle demasiado. Esta misma temporada han aflorado otros jugadores que parecían otra cosa de lo que realmente han sido. Ojalá Antoñín sea capaz de seguir la línea ascendente que apunta. El entrenador sabe mejor que nadie cómo ha de mantener su rendimiento. Confiemos en Víctor, que bien merece el reconocimiento de todos, sacando adelante un equipo que, en algunos momentos, ni siquiera ha contado con el mínimo de profesionales exigido. Ahora, aclarado un poco el ambiente, podemos esperar mucho más. Ganar el próximo partido en Ponferrada y luego ante el Fuenlabrada en La Rosaleda pondría al Málaga en situación privilegiada para luchar por lo que ya se daba por perdido.
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