La venganza como arma política
El Reservado ·
Las motivaciones personales han determinado las Alcaldías de Mijas y Torremolinos. En este juego, ¿dónde quedan los intereses generales de los ciudadanos y los municipios?Sentencia el dicho popular que la venganza es un plato que se sirve en frío. También en la política. Dos ejemplos se han vivido en ... la provincia en estos días a cuenta de la constitución de dos importantes ayuntamientos: el de Torremolinos el pasado 15 de junio y el Mijas este mismo viernes. Las motivaciones personales han primado sobre las directrices políticas y la lógica ideológica. Unos hechos que dejan una seria pregunta: ¿dónde quedan los intereses generales de los municipios y sus ciudadanos en estos juegos de revanchismo? Puede que estas actitudes, unidas a otras, expliquen el dato que esta misma semana publicaba en su último barómetro el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): la preocupación de los ciudadanos por la política, los partidos y los políticos en general ha escalado hasta su máximo histórico desde 1985 y ya es citado como uno de los tres principales problemas del país por un 32,1% de los españoles, cuatro puntos más que hace un mes.
El odio, palabra que ellos mismos han utilizado, que se profesan los exalcaldes de Mijas Ángel Nozal (PP) y Juan Carlos Maldonado (Ciudadanos) quedó de manifiesto el pasado viernes durante el pleno de constitución del Ayuntamiento mijeño. Nozal desoyó por activa, por pasiva y por perifrásica las directrices de la dirección provincial para que respetara los acuerdos a nivel andaluz entre populares y liberales para que ambos partidos se repartieran la Alcaldía durante dos años. Siguiendo la estela marcada por Pedro Sánchez del 'no es no', el popular se enrocó en su postura, desautorizó a su presidente provincial, Elías Bendodo, rompiendo la confianza mutua y junto a sus ocho compañeros se encuentra camino de una posible expulsión y todo, y nunca mejor dicho, por no bajarse del burro y anteponer el legítimo acuerdo entre dos partidos de centro-derecha a su fobia personal a Maldonado.
Éste, por su parte, y sabiendo que si cada partido se votaba a sí mismo, Ángel Nozal sería el alcalde – el PP fue el partido más votado en las elecciones municipales del pasado 26 de mayo– entregó la Alcaldía de Mijas al PSOE (José Antonio González fue elegido alcalde, beneficiándose de las guerras personales de sus dos oponentes) en el último minuto sin acuerdo por escrito de por medio. Ahora, Juan Carlos Maldonado tendrá que negociar la entrada de los ediles naranjas en el gobierno, pero lo hará desde una posición de negociación en inferioridad porque el regidor ya está elegido. ¿Si su voluntad era votar al PSOE, por qué no firmó el acuerdo antes?
Con ser llamativo lo sucedido en Mijas, no lo fue menos lo vivido en el pleno de Torremolinos hace tres semanas cuando José Ortiz fue reelegido alcalde con el apoyo de una edil expulsada de Vox por acudir a un acto LGTBI, Lucia Cuín, y la concejal de Por Mi Pueblo, Avelina González; el partido controlado por Pedro Fernández Montes, histórico enemigo de Ortiz, pero que se ha convertido aún en un furibundo anti PP (su partido de toda la vida) y anti Margarita del Cid, su sustituta como candidata popular a la Alcaldía y la lista más votada en las últimas municipales.
Fernández Montes se vengó de su antiguo partido ordenando a González que votara a Ortiz para consumar su revancha. Cuín, que en su día también estuvo vinculada a los populares, también respaldó al aspirante socialista. Una vez más se cumple el dicho de que la política hace extraños compañeros de cama.
O no tan extraños si, como se ha sabido esta semana, la cara 'b' del apoyo lleva consigo una reducción de las dedicaciones exclusivas que perjudica al PP y, paralelamente, un aumento de las partidas que reciben los grupos políticos, lo que beneficia claramente a Avelina González y Lucía Cuín. La primera cobrará 52.000 euros anuales, además de 1.100 euros mensuales para los gastos de su grupo político, y la segunda 46.500 euros.
Es decir, en el caso torremolinense se ha unido un cóctel explosivo: venganzas personales y dinero de por medio. Y en todo esto, la ética política, ¿dónde queda?
A ello, únanse ejemplos como los que se vivirán en las próximas semanas cuando se constituyan las mancomunidades de municipios y la propia Diputación. Esta última será, por ejemplo, un retiro dorado y bien remunerado para Juan Cassá, exportavoz de Ciudadanos en la capital, quien hace apenas tres años escribía un mensaje en Twitter en el que abogaba por la supresión de las diputaciones; ahora aspira a ser el vicepresidente de una de ellas. ¿Y se quiere que la ciudadanía siga creyendo en esta forma de hacer política?
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