La sequía también reduce la producción de almendra en la provincia de Málaga en un 30%

El gerente de Almensur, Juan Carlos Gallego, explica los factores que han contribuido a una cosecha que se ha quedado corta. «A la falta de lluvia hay que sumarle el verano, que ha tenido unas temperaturas muy altas. Diurnas y nocturnas. Eso ha hecho que nos hayamos ido a un 30% de pérdidas. La combinación entre sequía y unas temperaturas altísimas ha hecho que el árbol no haya cargado lo que ha tenido que cargar», explica a este periódico.

Como ha pasado también en el sector de la aceituna o del cítrico, la realidad ha empeorado unas previsiones que ya eran bastante negativas. En una primera estimación realizada a finales de mayo para la provincia de Málaga, aún se hablaba de una pérdida en la producción del 18,75%. La caída registrada no es algo exclusivo de la provincia. La almendra ha retrocedido en casi todas las provincias andaluzas, donde la sequía representa un denominador común.

Sevilla aporta casi una tercera parte de la producción regional. La cosecha ha caído en torno al 13%. En Granada y en Córdoba las pérdidas se han colocado por encima del 20% con respecto a la temporada anterior. En Almería se ha reducido la producción en más de un 25%. Una excepción la representa la provincia de Jaén, donde se ha producido un aumento por encima del 70%. Esto es debido a que la campaña pasada las heladas tardías redujeron su producción a la mitad. En Cádiz y Huelva se han podido mantener unas cifras similares a las de la anterior temporada.

La sequía, aunque representa el principal quebradero de cabeza, no es el único. El estado sanitario de los árboles también preocupa y se teme daños en futuras campañas. Por ello, el sector reclama un seguro que sea capaz de dar respuesta «de manera ágil y real a los problemas del cultivo de la almendra».

En Asaja, la asociación más representativa en la provincia, se habla de una «campaña catastrófica». «A los problemas por las lluvias y las heladas en primavera se han sumado, más tarde, los efectos de la ola de calor», se añada en un comunicado oficial emitido por la asociación. Analizar la situación que vive el sector será el objetivo de la próxima «mesa de la almendra», que se reunirá este miércoles. Otra voz representativa es la de Francisco Moscoso, el director general de UPA: «La almendra está fatal. La sequía ha hecho y está haciendo mucho daño. A muchos almendros, aunque llueva ahora, le va a costar hasta florecer», lamenta.

La preocupación es del momento y también a futuro. La última campaña ha sido mala, pero la correspondiente al 2023-2024 amenaza con ser ruinosa si no empieza a llover en los próximos meses. El gerente de Almensur, Juan Carlos Gallego, advierte de que si no cae agua de manera abundante, «la floración del árbol será malísima. Venimos de una cosecha malísima y estamos en un periodo crítico», explica.

La caída en la producción, al contrario que en otros productos, no se ha producido en un incremento de precios. «Hay un problema adicional para los agricultores especializados en la almendra. La ley de la oferta y la demanda no se está cumpliendo», se lamenta desde Asaja. La asociación denuncia que el producto se está vendiendo por debajo de coste.

A ello hay que sumar el aumento en el precio de la energía. El aumento en los combustibles y la subida de la factura de la luz hace que el panorama sea todavía más oscuro. «Muchos agricultores han decidido, directamente, no meter las máquinas a cosechar porque con la subida de los costes de la energía y el gasóleo ni siquiera compensa», se advierte.