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El precio del melón y del plátano de Canarias también ha subido bastante. MIGUE FERNÁNDEZ

La sandía, ¿un artículo de lujo?

El precio del fruto se ha triplicado en origen en el último año y se vende en muchas superficies a más de dos euros el kilo

Juan Soto

Málaga

Viernes, 10 de junio 2022, 00:33

Los consumidores malagueños van a tener que rascarse este año el bolsillo para disfrutar de uno de los principales manjares del verano: las sandías. El alarmante descenso en la producción registrada este año, unido a la alta demanda durante esta primera ola de calor del verano, ha provocado que el precio del fruto se encuentre por encima de los dos euros el kilo en numerosas superficies comerciales de la provincia. Esto quiere decir que comprar una sandía de unos cinco kilos supone a día de hoy un desembolso superior a los diez euros.

Haciendo un rápido recorrido por los principales mercados y cadenas de alimentación de Málaga, la sandía se comercializaba este jueves a 2,19 euros/kilo en Aldi, a 2,50 en el mercado central de Atarazanas y a 2,59 euros en el supermercado de El Corte Inglés. Un precio similar registraba el melón (cuya producción también se ha visto reducida) y con el plátano de Canarias, que se cotizaba a más de tres euros el kilo y cuya oferta se ha reducido considerablemente por las nefastas consecuencias del volcán de La Palma.

Según los datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, la cotización media de la sandía en origen alcanzó los 84,79 céntimos el kilogramo en la semana 21 de este año (del 23 al 29 de mayo), frente a los 26,9 al que se situaba en la misma semana del año pasado. Esto es, en apenas un año, el precio en el campo se ha triplicado, lo que indudablemente ha redundado negativamente en el bolsillo de los malagueños.

La producción ha bajado un 30 por ciento y el precio se ha triplicado respecto al año pasado

En un contexto de subida generalizada de precios, el aumento del coste de estas frutas ha llamado poderosamente la atención de los consumidores, pero no tanto de los productores y vendedores. En febrero de este mismo año, la asociación agraria Asaja advirtió de que la cosecha de melón y de sandía en la costa almeriense -una de las principales productoras a nivel andaluz- se iba a reducir más de un 30%.

¿Y por qué? Desde el colectivo reconocieron que muchos agricultores habían decidido mantener las producciones de otoño de pimiento, tomate, pepino, berenjena o calabacín, que han tenido precios aceptables desde principios de año. A esto -añaden- habría que sumar la mala experiencia de la pasada campaña en términos económicos, y es que con la situación actual de costes no compensa quitar un producto que aguanta en las pizarras para comenzar con otro.

Los fruteros creen que el precio es «lógico»

Desde el punto de vista empresarial, diferentes vendedores del mercado de Atarazanas reconocen que el precio es «lógico» teniendo en cuenta que son las primeras de la temporada y que hay bastante menos oferta que demanda. David, uno de ellos, asegura que el precio en el mercado mayorista es muy inestable, y que lo mismo un día les cuesta a 80 céntimos el kilo que a 1,5 euros. «Sólo le subimos lo justo para poder sobrevivir», asegura.

En este punto, recuerda que a ellos también le han aumentado todos los costes, el transporte, la luz, los impuestos, el autónomo, y que no les queda más remedio que aumentar los precios para sobrevivir. Antes -expone- con aumentar un 30 por ciento el coste le servía para poder vivir, y ahora necesita hacerlo al menos un 40 por ciento. «Ninguno nos estamos haciendo ricos con los melones ni las sandías», apunta.

A pesar de ello, trata de lanzar un mensaje de calma para que no se saquen las cifras de contexto. Insiste en que las actuales sandías son las primeras, y que por ello son más caras, y que conforme avancen las semanas se irá estabilizando el precio «y la calidad será mejor». Las que se venden ahora llegan desde Marruecos o Almería, y conforme avance el verano llegarán las de Murcia, La Mancha y Churriana (Málaga), «que serán las mejores y, encima, las más económicas».

De una u otra forma, el precio de determinadas frutas y hortalizas comienzan a llamar la atención (y no para bien) de los consumidores. Ana González era una de las que este jueves recorría los pasillos del mercado sin rumbo fijo. Como ella misma confesaba, se le iban los ojos detrás del color de la fruta, pero se tenía que retener por culpa del precio. «Están a un precio prohibitivo». Lo peor -añadía- «es que se trata de alimentos de primera necesidad y necesarios para cualquier dieta saludable». ¿Primera necesidad o artículo de lujo? Esa es la cuestión.

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