Paqui Téllez, primera usuaria del plan de mayores con mascotas: «Nos ayudamos mutuamente»

La iniciativa ya ha logrado que una decena de mayores adopten, de una forma totalmente gratuita, a animales que están abandonados, como una vía para combatir la soledad, a la vez que la mascota recibe un nuevo hogar.

Paqui trabajó como dependienta de una tienda de calzados y en Correos, y eso se le nota en el desparpajo. Hace algo más de un mes vio en internet –a través de su móvil– un anuncio de la Diputación acerca de esta iniciativa y un número de teléfono para participar. Llamó y poco después se puso en contacto con ella el presidente del Colegio de Veterinarios, Juan Antonio de Luque.

La organización consideró que era una candidata óptima para el programa y le mandaron fotos de varios animales adoptables, de acuerdo con su perfil. Posteriormente, fue a verlos al Centro de Protección Animal Municipal del Ayuntamiento de Málaga. Allí se encontró frente a siete perros casi iguales, pero ella decidió quedarse con la más pequeña y la que parecía más desvalida.

Antes de recogerla, le pusieron las vacunas y le hicieron una puesta a punto completa de peluquería. «Cuando fui a por ella me la encontré en un transportín, muy asustada, la cogí y la empecé a acariciar. Tenía mucho miedo y mucha hambre, cuando llegamos a casa se comió el pienso de mi mano, pero ahora ya no quiere».

Y así fue como Yari llegó a su nuevo hogar. El nombre se lo encontró, de nuevo, en internet: «Me metí a buscar sugerencias de nombres, porque anteriormente he tenido varias que se llamaron Laika, pero la perra de mi hijo se llama así y no quería que se repitiera, aunque a veces me confundo y le cambio el nombre», sonríe, con el can inseparable a su lado. Yari es un cruce de Yorkshire, tiene un año y medio y está completamente sana.

La historia del animal ha sido dura. Según le dijeron, la tenía un hombre que sufre síndrome de Diógenes y de Noé, y apareció junto a varios perros más, todavía vivos, pero también había algunos muertos. La policía los retiró tras las denuncias de los vecinos.

Ambas llevan ya un mes juntas. «Los vecinos me dicen que ha mejorado mucho desde que está en casa conmigo». Eso por la parte que le toca a la perra, que es muy tranquila y a veces ni se nota que está. Con todo, Yari tiene algunas carencias educativas que ahora está aprendiendo, porque hasta entonces no la habían sacado nunca a la calle y no estaba socializada. «Se queda parada cuando se cruza con cualquiera».

Ambas se dan mucha compañía y cariño mutuo: «Se pone boca arriba para que le acaricie la barriguita, y cuando vuelvo a casa me hace unas fiestas impresionantes, se pone a dos patas y me saluda con las delanteras, que no sé cómo lo habrá aprendido». Pero, sobre todo, Paqui Téllez reconoce que gracias a Yari ahora baja más a la calle. «Antes no salía nunca por las tardes y ahora sí, para sacarla; camino más, hago ejercicio y charlo con los vecinos que también tienen perros».

Por ello, Paqui Téllez se siente muy satisfecha por la decisión y hace un llamamiento a las personas que están solas y le gusten los animales para que sigan sus pasos. «Es muy agradecido estar con un perrito, se lo recomiendo a todo el mundo. Al animal le quitas de todo lo que ha pasado antes y le das una buena vida, y a ti te hace mucha compañía: nos ayudamos mutuamente las dos».

El programa Anímate-Mascotas contra la Soledad está en vigor desde el 1 de octubre y se basa en una doble realidad: hay 75.000 personas mayores que viven solas en la provincia, y al menos 3.000 mascotas en centros, protectoras y refugios. «Queremos ayudar a dar solución a ambos problemas», afirma José Santaolalla, diputado de Mayores de la Diputación Provincial, que lidera esta iniciativa de la mano del Colegio de Veterinarios, para la coordinación con las protectoras y los centros zoosanitarios.

La puerta de entrada para los usuarios es el «teléfono contra la soledad», 900 92 30 92, que es el mismo que estuvo en vigor durante la pandemia y el confinamiento, y que sigue funcionando para atender a los ancianos que se encuentran en esta situación. El contacto se deriva a dicho colegio profesional, que lleva a cabo un cuestionario muy exhaustivo, que evalúa si el candidato es apto para adoptar, en virtud de factores tales como su estado físico y de movilidad, el lugar donde vive y el tipo de vivienda.

Luego se le aconseja un tipo de mascota u otra. En ningún caso se entregan cachorros, sino animales con cierta edad, ya sean perros o gatos, en función de sus preferencias y de la situación del adoptante. También se pide la implicación de los familiares, para que cuiden a la mascota en caso de enfermedad o tener que hacer un viaje.

Entonces, se intenta localizar al ejemplar que mejor se adaptaría, y se le mandan fotos y videos. Una vez que se acepta, se rellena el formulario de adopción e incluso en caso necesario se traslada hasta su domicilio, por lo que el adoptante no tiene que desplazarse, especialmente cuando se trata de pueblos alejados.

Y todo ello, sin coste alguno para el beneficiario: el microchip, la cartilla, el lavado, desparasitado y la documentación corren a cargo de la Diputación. También se le hace un seguimiento posterior, con llamadas periódicas, para ver qué tal marcha la experiencia.

Aunque Paqui Téllez fue la primera, el diputado provincial destaca que ya se han producido una decena de adopciones por parte de mayores de la provincia, confirmadas o que están ultimando los trámites. Para divulgarlo y formar a las personas interesadas se están impartiendo talleres en los pueblos sobre tenencia responsable de animales. «De todos ellos salen varias personas que quieren participar».