Manifestación del 8M: menos voces, mismo mensaje
Unas 15.000 personas recorren las calles del centro reclamando igualdad de derechos aunque dejando muy atrás la cifra soñada de las 50.000 que desbordaron la capital el año pasado
Con «la misma energía y ganas» que todos los años pero con la «incertidumbre» de si se repetirían las estampas históricas de las dos últimas ... convocatorias, el movimiento feminista de Málaga volvió a medir ayer su fuerza en la tradicional manifestación del Día Internacional de la Mujer. A pesar de que el vigor del mensaje sobre la igualdad real entre mujeres y hombres trasciende datos y cifras oficiales, el hecho es que el llamamiento de la Coordinadora 8 de marzo en Málaga no llegó a esas cotas soñadas de las más de 50.000 personas que el pasado año desbordaron las calles del centro histórico. En esta ocasión, unos 15.000 manifestantes se sumaron a la marcha para reclamar, con el mismo ánimo lúdico y reivindicativo, el fin de las desigualdades por razón de género.
Sobre las causas de esa menor afluencia a la manifestación, algunas de las responsables de la convocatoria aludían a razones «puramente objetivas», como la coincidencia de la marcha con un domingo por la tarde cuando en 2019 no sólo cayó en viernes, sino que había convocada además una jornada de huelga general con motivo del 8M. Otro de los factores que juega a la contra en Málaga a la hora de medir la afluencia a este tipo de convocatorias está en el buen tiempo: al filo de las seis de la tarde el termómetro registraba más de 18 grados y la opción de la playa pesó en la decisión de muchos ciudadanos que quizás en otras circunstancias habrían acudido a la marcha. Y en tercer lugar, no es un secreto que existe cierta prevención ante la crisis del coronavirus y el riesgo que representan estos actos multitudinarios: de hecho, algunos asistentes acudieron con mascarilla.
Aun así, el mensaje reivindicativo sonó con la misma fuerza durante las más de dos horas de marcha: de nuevo, las calles del centro –desde la Alameda de Colón a la plaza de la Constitución pasando por el Paseo de los Curas y el Parque– se tiñeron de violeta y fueron escenario de consignas y cánticos en favor de esa igualdad real de oportunidades. Desde los clásicos «Nosotras parimos, nosotras decidimos» o el «Si nos tocan a una, nos tocan a todas» hasta los más actuales, como el «Sola y borracha quiero llegar a casa», el repertorio de mensajes fue, una vez más, el ejemplo de todas las voces que conviven en el movimiento feminista: «Ni insumisas ni pasivas, feministas combativas», «Con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca», «No son muertas, son asesinadas», «Quisieron enterrarnos, pero éramos semilla» o «Hermana, yo sí te creo», se mezclaron con cánticos más festivos como el ya tradicional: «¡Manolo, esta noche te apañas tú solo!».
La coincidencia en domingo, el buen tiempo o las reservas ante el coronavirus, entre las causas de la menor afluencia a la marcha
Ver fotos
Esa exigencia en torno a la igualdad de géneros y derechos convergía en el lema central de la marcha, 'Mujeres en acción, feminismo, lucha y transformación'; pero también en una protesta heterogénea que incorporó pancartas, carteles, megáfonos, bailes, batucadas y hasta sevillanas feministas. A ese ritmo y sin incidentes en ningún momento del recorrido, los manifestantes exigieron medidas contra la brecha salarial, las desigualdades de género, el techo de cristal o los problemas para conciliar, pero sobre todo contra las violencias que se ejercen contra la mujer por el simple hecho de serlo, y que tienen en la violencia sexual y la violencia machista sus efectos más devastadores.
«¡No estamos todas, faltan las asesinadas!» fue, de hecho, uno de los gritos más repetidos a lo largo de la marcha. Por mujeres, pero también por hombres; porque de nuevo la convocatoria del 8M demostró ese carácter transversal que la ha ido enriqueciendo en los últimos tiempos. Entre los asistentes, mayoría de mujeres; pero también familias enteras con niños en carritos llevando globos en color violeta e incluso amamantados en brazos de sus madres; y grupos de todas las edades y condición con caras pintadas, banderas, pañuelos y todo tipo de carteles y soportes. Muchos de ellos, sobre todo los más jóvenes, apuraron el tiempo en los alrededores de la Alameda de Colón para terminar los mensajes de sus pancartas y aprovechando, además, que el sindicato CCOO quiso ejercer de anfitrión de los manifestantes –la marcha salió desde el entorno de su sede– ofreciendo chocolate y bizcochos. Para entonces, ya los grupos de batucadas habían comenzado también a caldear el ambiente con sus percusiones.
Con el objetivo de evitar incidentes como en otras ocasiones y que algún responsable político tratara de hacerse la foto en la cabecera, las organizadoras volvieron a fijar un cordón de seguridad para que nadie pudiera colocarse delante de la pancarta oficial y para que quedara claro el mensaje.
Voces para todos
Por detrás se ordenaron los lemas y exigencias de todo tipo de colectivos, entre ellos el de las mujeres periodistas ('Periodistas por la igualdad'); la coordinadora de mujeres rurales ('#NiUnPasoAtrásEnIgualdad'); el Movimiento Feminista y Asociativo de Mujeres de Málaga ('El futuro es feminista 8M') o colectivos de personas mayores o con algún tipo de discapacidad, entre otros.
En esa mezcla de consignas, también hubo espacio para los propios partidos políticos y sus representantes, que volvieron a mezclarse con la ciudadanía. Fue el caso de la corporación municipal, con los cuatro grupos representados en la marcha: del lado del equipo de gobierno, encabezó el grupo el alcalde, Francisco de la Torre, que acudió acompañado por sus ediles Carlos Conde, Teresa Porras, Gemma del Corral o Francisco Pomares y que se ausentó a los veinte minutos para acudir a un compromiso deportivo. Teniendo en cuenta los precedentes de otros años, el regidor eludió dirigirse a la cabecera de la marcha para evitar el rechazo de las convocantes, aunque según confirmaron algunos de sus acompañantes a SUR también en esas posiciones más anónimas escucharon «fuera de nuestra 'mani'».
Noticia Relacionada
Así contamos la manifestación de Málaga
Marcha ordenada
Por su parte, socialistas como José Luis Ruiz Espejo, Miguel Ángel Heredia o Daniel Pérez compartieron pancarta con María Gámez en su primera marcha del 8M desde que es directora de la Guardia Civil. Representando a Cs acudieron la parlamentaria Teresa Pardo o la portavoz municipal Noelia Losada, mientras que por Adelante Málaga asistían sus ediles Eduardo Zorrilla y Francisca Macías.
Como anécdotas, durante la manifestación, un colectivo feminista volvió a representar la procesión del 'coño insumiso' –cuya polémica está en los tribunales– y un pequeño grupo de hombres contraprogramó con otra protesta en la plaza de la Marina bajo el lema 'Hombre maltratado, minoría silenciada'.
«¡No estamos todas, faltan las asesinadas!» fue uno de los gritos repetidos a lo largo de la marcha
La menor afluencia de manifestantes permitió que la marcha avanzara de una manera más ordenada y sólida que en las dos ediciones anteriores –sobre todo por el Paseo de los Curas y el Paseo del Parque– y que además fuera capaz de absorber sin complicaciones a los centenares de personas que se fueron incorporando de manera espontánea una vez arrancada la marcha. Al filo de las ocho y cuarto de la tarde, la cabecera de la manifestación entró en la plaza de la Constitución para dar una única voz, a través del manifiesto, a las miles de voces de mujeres que ayer tomaron la calle. Sobre todos, un mensaje: «La lucha y la reivindicación feminista no acaba hoy. ¡Seguiremos hasta conseguir el mundo que queremos!».
Una marcha por «una sociedad justa e igualitaria»
Las convocantes de la manifestación feminista en Málaga reivindicaron ayer «una sociedad justa e igualitaria». Al finalizar la marcha, desde el escenario habilitado junto a la plaza de la Constitución, reclamaron una sociedad libre de opresiones, de explotación y de violencias, la aplicación de medidas efectivas para no permitir una sola agresión machista ni por diversidad sexual en las aulas y que no se retroceda en los derechos humanos de las mujeres. «Nos queremos libres, nos queremos vivas, feministas, combativas y rebeldes», dijeron.
La Coordinadora 8 de marzo recordó que el movimiento feminista ha luchado durante todos estos años por erradicar la dominación, la explotación y la discriminación que sufren las mujeres, y denunció «la violencia estructural que el patriarcado y el neoliberalismo ejercen sobre las mujeres». En el manifiesto también hicieron referencias a las condiciones de trabajo precarias, a que el embarazo y los cuidados son objeto de despido y denunciaron «la violencia institucional que se ejerce por parte de quien tiene la obligación de protegernos».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión