Javier Higuera: un legado de excelencia en la arquitectura
El fundador del estudio HCP deja una huella imborrable en el panorama del urbanismo local e internacional con numerosos proyectos hechos y por construir
Posiblemente una de las mejores definiciones de su persona y su legado la da su hijo Javier. «Sin buscar los focos, ayudó a redibujar Málaga ... desde sus cimientos». La ciudad perdió el pasado 25 de mayo a uno de sus arquitectos y empresarios más destacados, Javier Higuera Yela, un hombre afable, generoso y humilde que alcanzó la excelencia en su profesión y en su entorno personal, marcado por el Parkinson desde los 45 años. Ese fue un reto más de los que este arquitecto forjado a sí mismo supo afrontar con entereza a lo largo de sus 67 años de vida, de los que cuarenta dedicó en cuerpo y alma a su pasión: proyectar edificios y ciudades.
Sus comienzos no fueron fáciles. Recién terminada la carrera en Sevilla, empezó a trabajar en una consultoría donde le encargaron el proyecto de un hotel para Antequera que no llegó a realizarse. Su espíritu inquieto le llevó a poner un anuncio en este periódico para buscar a otro compañero de profesión que le ayudara en esa encomienda. Alejandro Pérez, todavía en quinto de Arquitectura, vio ese reclamo, lo llamó y ahí surgió la chispa que dio lugar en 1986 al estudio HCP, considerado hoy como uno de los más relevantes del panorama nacional.
«Contratamos cuatro personas, y empezamos en el mismo edificio donde hoy estamos, diseñado por Ángel Asenjo, en el paseo marítimo Ciudad de Melilla», recuerda Alejandro. HCP se ha ido extendiendo por los bajos de este inmueble con vistas a la playa de La Malagueta hasta alcanzar una superficie de 2.000 metros cuadrados en la que ahora trabajan más de un centenar de profesionales.
Pérez desvela cómo surgió el nombre del estudio. «H y P son las iniciales de los apellidos de Javier y el mío, y C corresponde a Julio Cardenete, que estuvo durante los seis primeros meses de vida del proyecto», desvela este arquitecto, quien admite que se emborracharon el día que recibieron su primer gran encargo: un proyecto de 50 VPO en la zona de El Pato. Aquello fue solo el comienzo de una de las empresas de arquitectura más prósperas del país. Actualmente, HCP está considerado como uno de los cien mejores estudios del mundo, manteniéndose en la lista World Architecture 100 (WA100) que elabora la web Building Design, uno de los medios de mayor relevancia para la profesión a nivel mundial.
Alejandro Pérez rememora que la vivienda ocupó la mayor parte de los primeros diseños, en unos años en los que los pisos de protección oficial copaban buena parte de las nuevas construcciones. «Hemos hecho el cálculo y ha sido el arquitecto que ha firmado más viviendas en las últimas décadas en España: unas 60.000», apunta Javier Higuera Mata, uno de los cuatro hijos que tuvo con Elisa Mata (hija del farmacéutico Antonio Mata), y que ha tomado el testigo de su padre en HCP junto con su hermano Jacobo.
«Amaba profundamente esta ciudad y lo demostró a través de su trabajo», destaca Javi Higuera, quien recopila en su catálogo actuaciones como la mayoría de las viviendas de Parque Clavero, los edificios del paseo marítimo de Poniente, y el Vincci Posada del Patio, el primer cinco estrellas de la capital. Pero si hay algo que marcó la trayectoria de este arquitecto fue que llevó la arquitectura hecha en Málaga a más de 30 países, lo que hizo que el estudio fuera el que más facturó de toda España en 2007. Bajo su dirección, HCP llegó a tener oficinas en Brasil, Nigeria, Rumanía y Libia. Actualmente está presente en Málaga, Sevilla, Madrid, Baréin y Arabia Saudí, donde diseñó un gran hospital.
No obstante, Javier Higuera nunca perdió su vínculo con Málaga, a la que llegó con apenas ocho años desde su Madrid natal, y en la que apoyó numerosas causas benéficas y culturales, entre ellas el Centro de Arte Contemporáneo. Su padre fue Pepe Higuera, empresario del mundo del motor, quien le propició una de las amistades más sólidas de su vida: el también empresario Miguel Rodríguez, del grupo Myramar. «Nuestros padres eran amigos y ahí empezó mi relación con Javier, una de las personas más inteligentes que he conocido en mi vida», afirma. «Desde la nada creó una de las mayores empresas de la arquitectura de nuestro país», subraya Rodríguez, quien destaca «la elegancia evidente de sus proyectos» y su «extrema generosidad». «Su mejor proyecto es su visión global del mundo y haber sabido mantenerse a pesar de las crisis por las que pasamos», añade.
A su socio Alejandro Pérez le resulta complicado acostumbrarse a su ausencia. «Ha sido casi más que un hermano. Al final no necesitábamos ni hablar. Teníamos una unidad de pensamiento que solo me ha pasado con mi mujer», confiesa este arquitecto, que destaca la entereza y el sacrificio de Javier al mantenerse al pie del cañón durante los más de veinte años que le acompañó la enfermedad. Sus últimos días los pasó en su casa de Madrid, donde le sobrevino la muerte por un episodio cardiovascular tras ser operado días antes para recuperar algo de la movilidad que le quitó el Parkinson. «Lo último que me envió fue un vídeo en el que salía bailando», recuerda un emocionado Alejandro, que aún tiene la sensación de que, en cualquier momento, Javier va a entrar por la puerta de su despacho para comentar algún proyecto.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión