Fin a una cosecha de la castaña «nefasta» en Málaga: la sequía y la avispilla asiática arruinan al sector

Las razones hay que buscarlas en una combinación de varios factores que, unidos, forman un cóctel explosivo: sequía, hongo y avispilla asiática. Es decir, la castaña malagueña sucumbe en estos momentos a la meteorología adversa y a las plagas.

La situación es cada vez más crítica si se toma perspectiva de lo que está pasando con la castaña en la provincia de Málaga. No es una mala cosecha que se puede compensar con los excedentes de las anteriores. Para los productores del Valle del Genal, es la quinta campaña en la que no se obtiene una producción digna de mencionar. El presidente de la cooperativa habla de castañas que quedan para la degustación familiar y como un reclamo para fomentar el turismo hacia esos pueblos que se hilvanan en el Bosque del Cobre. Y lo peor, advierte, es que no cabe esperar mejora a corto plazo. «Ojalá, esto sea solo un ciclo malo. En Italia, pasaron por algo similar y duró ocho años», menciona.

Pero este productor ya no confía en las certezas de antaño y apunta al cambio climático. «Si se instala como algo permanente, lo vamos a tener muy difícil para tener una campaña como las de antes», precisa. Cuando Guerrero habla de cambio climático, se refiere a veranos que son muy largos, al menos dos o tres episodios de calor con temperaturas rondando los 40 grados y la falta de lluvias. Es justo lo que ha ocurrido otra vez. «Llovió bien en la primavera y nos llenamos de esperanzas. Esas esperanzas se las llevó luego por delante el verano», resume.

El momento difícil que está pasando la castaña malagueña tampoco pasa desapercibida para las asociaciones agrarias. Asaja emitió un comunicado en el que ya habla sin tapujos de un producto que no tiene «rentabilidad en estos momentos». «Y eso tiene consecuencias socioeconómicas, como la despoblación del territorio, donde la falta de población suficiente y de mano de obra cualificada para las operaciones de poda, desbroce y recolección del fruto es alarmante», añade Asaja. En este contexto, también cabe apuntar que se han perdido miles de jornales porque no existe un fruto que recolectar.

Por parte de Asaja, también se eleva la alarma a las distintas administraciones y se solicitan ayudas económicas para los productores de castaña. Sería la única manera de evitar la ruina de todo un sector. Sin los castaños y el reclamo turístico que éstos generan, la economía de las comarcas del Valle del Genal entraría en colapso.

El presidente de Asaja, Baldomero Bellido, tira de cifras para corroborar la existencia de un futuro complicado. «En el último balance agrario de Asaja de diciembre de 2023, la provincia contaba con 3.900 hectáreas de castaños con una producción de solo 400 toneladas, en comparación con las 1.500 toneladas del año anterior. De seguir esta tendencia, el cultivo del castaño podría tener una esperanza de vida de apenas una década en la provincia», alerta.

A la sequía y a la lluvia se suma el problema de la denominada avispilla asiática. Guerrero explica los efectos que tiene esta plaga sobre el castaño. «El insecto pone sus huevos en las yemas de los castaños y luego las larvas se desarrollan dentro de esas mismas yemas. El propio castaño desarrolla un tejido para defenderse de la infección. El castaño acaba perdiendo la posibilidad de generar el fruto», detalla. Este circulo vicioso de sequía, avispilla asiática y hongo se traslada también al consumidor de la calle, que tiene que pagar más por el producto.