Alejandro Torrecilla: «El jefe autoritario tiene que desaparecer»
director general de DEKRA en Málaga ·
«El funcionamiento de las empresas depende de las personas y para tratar con ellas tienes que utilizar la psicología», remarcaAlejandro Torrecilla (Málaga, 1973) creció en el barrio de la Estación. Familia de cuatro hermanos en un entorno humilde. Por vocación, señala, se hubiera decantado ... por estudiar matemáticas puras. Al final, hizo telecomunicaciones y hoy ocupa uno de los principales cargos directivos que hay en la provincia. Curiosamente, combina ser director general de DEKRA en Málaga con otra faceta: la de sacarse la carrera de Psicología. ¿Cómo es la vida detrás del alto cargo? ¿Cómo sirve el estudio de la mente en el mundo de la empresa? Torrecilla replica para SUR.
–¿Está contento con lo que ve en el espejo por las mañanas?
–Sí. Vivo una vida que me satisface. Tampoco tengo grandes aspiraciones. Aprovechar el momento y el tiempo en el que vivo. Me gusta hacerlo con mi familia y estudiando. Y también me gusta hacerlo en la empresa porque me gusta el trabajo que hago.
–Imagine cómo es levantarse e ir a un trabajo que no le gusta.
–Debe ser lo peor que te puede pasar. Siempre digo que mi primer objetivo, como responsable de la empresa, es que los trabajadores, cuando acabe el día, se vayan contentos.
–¿Cuándo ha sido la última vez que ha delegado en alguien?
–Esta mañana, hace un rato. Delegar es una de las habilidades más importantes que debe tener un directivo.
–¿Cuesta?
–Depende de las personas. Pero también se puede aprender a delegar. Al que quiere ir muy de prisa le suele costar. A mí me gusta verlo como en el deporte. Si tienes estrellas puedes ganar un partido. Pero para ganar campeonatos necesitas a un equipo.
–¿Tolera bien que alguien le lleve la contraria?
–Yo lo agradezco. Todos tenemos una experiencia que hace que nuestra visión esté acotada a un marco. Es lo que llamamos la convergencia de la mente. Es bueno que alguien venga de fuera y te proponga las cosas de otra manera.
–Hoy Málaga, mañana Alemania, pasado mañana a estudiar apuntes de psicología. ¿De dónde saca el tiempo?
–Una de las cosas que más valoro de mi trabajo es el hecho de poder viajar y conocer a gente diferente. Cuando estoy solo en el hotel aprovecho el tiempo para estudiar un rato.
–Usted es ingeniero y se le presupone una capacidad para resolver problemas. ¿Qué hace interesarse por algo tan difuso como el estudio de la mente?
–Por mi mente matemática estoy acostumbrado a plantear problemas y a encontrar soluciones. En la mente humana eso es muy difícil. La mente humana te abre un abanico de colores tan grande que no hay que pensar en problema y solución. No tienes un problema que solucionar. Tienes formas de ver un mismo aspecto y tienes que encajar esas formas en lo que tú quieres conseguir. Eso es lo atractivo de la psicología.
–¿Hay mucho narcisista y psicópata en las altas esferas de las grandes empresas?
–Pienso que psicópatas hay pocos. Narcicistas, quizá, unos pocos más. El psicópata se caracteriza por su capacidad de manipular. Y en las empresas esa manipulación se está sustituyendo por una influencia positiva. Influir para que la gente sea capaz de dar su mejor versión dentro de la empresa.
–Mi casa, mi coche, mi barco… ¿Qué me dice?
–Todo eso son aspectos motivacionales. Pero eso depende mucho de lo que uno plantea dentro de su vida. Yo tengo un coche de empresa, pero para mí no es una motivación principal. No necesito tener un Mercedes. Si no lo tuviera, pues buscaría algo mucho más utilitario para la familia. Es importante que uno sea consciente de lo que es, independientemente de lo que pase fuera, en las redes sociales, en los medios… Y eso uno lo sabe en la habitación de su casa.
–¿Usted está curado de ego o al final siempre queda algo?
–El ego lo necesitamos todos. Lo que pasa es que ahora estoy más orgulloso cuando doy servicio a los demás. Mi ego lo alimento de esta manera. Por ejemplo, ahora estamos en el proceso de acogida de una familia ucraniana. Para ser honesto, esto es lo que me llena de orgullo ahora mismo.
–¿Tener hijos lo relativiza todo?
–Sí que relativiza. Pero también pasa a veces que lo pagas con la familia porque no eres capaz de hacer esa desconexión. En un curso de formación nos dijeron que antes de entrar en la casa hiciéramos un 'check' interno para cambiar el chip. La verdad es que funciona. Es cuestión de mentalizarte.
–¿Y cuánto de psicólogo hay entonces en el ejecutivo Alejandro Torrecilla?
–Hay bastante. La clave del funcionamiento de una empresa son las personas. Para tratar con las personas tienes que utilizar la psicología. No solo para conocer a las personas sino también para conocerte a ti mismo. Saber hasta qué punto reaccionas de una manera cuando te enfrentas a ciertas situaciones.
–Siéntese en un diván imaginario.
–Intentaría no ver nada. Si quieres alimentar la imaginación te tienes que despojar de tus prejuicios, de casi todo lo que sabes. En la meditación descubres cosas que no esperas. Cuando uno deja que el cuerpo y la mente repose empiezas a ver soluciones que ni te imaginas para problemas que parecían irresolubles. El campo se te despeja.
–Pero vivimos en tiempos que no permiten el silencio. Si me apura, ni el aburrimiento.
–Es uno de los grandes males que tenemos hoy en día. Se nota hasta en los dibujos animados. Tanta tecnología, el tener todo de manera inmediata, es una dificultad para las nuevas generaciones. Dificulta la concentración. Aquí entra en juego la capacidad de autorregularse. Es algo que se estudia mucho en psicología y que diferencia a las personas de éxito.
–¿Si Sigmund Freud le practicara un psiconanálisis. ¿qué estructura de personalidad cree que se encontraría?
–Creo que el experto en estructuras de personalidad era más bien Carl Jung. La verdad que una de las cosas que me atraía de estudiar psicología era clasificar las estructuras de personalidad. Pero con el tiempo te das cuenta que es un poco mito.
–¿Lo que enseñamos de nosotros solo es la punta del iceberg?
–No. Yo creo que lo que enseñamos puede ser casi todo. Lo que pasa es que seguramente no seamos ni conscientes de lo que haya debajo. Hace poco leí un libro que me gustó mucho. 'Incógnito' de David Eagleman. Te habla de toda la componente inconsciente que hay en nuestras actuaciones. De hecho, todos los días tomamos miles de decisiones pero conscientes, a lo mejor, son 50.
–¿Cada persona tiene un abismo, un momento de tocar fondo?
–Depende de las personas. Probablemente, cuando más éxito alcanzas, más probabilidades tienes de llegar a un abismo más grande. El neuroticismo, por ejemplo, se define como la variabilidad de tus estados emocionales. Hay personas que son más variables desde el punto de vista emocional, que llegan incluso a la bipolaridad. Y hay gente que tiene menos variabilidad emocional. Deberían tener menos disfrute, pero también tienen menos abismos.
–¿Qué es la racionalidad?
–Teóricamente, la racionalidad tiene que ver con actuar en base a unos patrones relativamente conscientes y no dejándote llevar por el impulso. Pero desde ese punto de vista la racionalidad es diferente para diferentes personas. No vamos a tener la misma reacción porque nuestros parámetros y nuestras creencias son diferentes, independientemente de los impulsos. Los impulsos te llevan a tomar otro tipo de decisiones. Entre dos personas racionales, dos actuaciones serían diferentes.
–¿Tendemos a sobrevalorar nuestra propia racionalidad? ¿Pensamos que lo que hacemos nosotros es más lógico que lo hacen los demás?
–Sin duda. Si son nuestros patrones y son nuestras creencias, pensamos que está bien. Mientras que para otros será diferente. Para eso está la empatía, para entender los patrones de otros.
–¿Cuándo ha sido la última vez que ha hecho algo irracional y encima ha estado orgulloso de ello?
–Todos los días haces cosas irracionales. No sé, quizá un exceso con la comida. Y yo que quería cuidarme un poco más… Pero no es sentirte orgulloso. Más que sentirte orgulloso es no flagelarte por ello.
–¿Qué aspectos de la psicología le ayudan en la toma de decisiones?
–La psicología se puede aplicar en muchos ámbitos. De hecho, hay una rama relacionada con las organizaciones y con el trabajo. Por ejemplo, en la identificación de talento es algo en lo que te ayuda mucho. Diría que sobre todo para la gestión de personal. En la toma de decisiones relacionadas con personas es donde más te aporta la psicología.
–Identificar a compañeros que merecen nuestra confianza constituye uno de los retos elementales de nuestra vida social. ¿Cómo lo hace?
–Para mí no es un todo o nada. Las personas no es que sean tus amigos y luego dejan de serlo. Las personas son como son. Y tú puedes aceptarlas así o puedes aceptarlas menos. Para eso, lo más importante es la observación y la comunicación. Si tú miras las cosas sin entender el punto de vista del otro, pues piensas cosas que no están en la cabeza del otro. Una comunicación fluida es elemental.
–¿Cómo sortea la fina línea entre el jefe buen rollo y la figura autoritaria?
–Entre autoritario y buen rollo hay una gama de colores grande. La clave está en comunicar bien. El jefe autoritario tiene que desaparecer, las personas buscan otra cosa. Nos ha tocado vivir la época de la historia de mayor bienestar. Si te fijas en la pirámide de Maslow, están las tres capas de más abajo. Necesidades fisiológicas, seguridad y relación con los demás. Pero una vez que tienes resueltas esas, pues ya tienes las otras componentes: el logro y la autorrealización. Los jóvenes de hoy tienen mucho de las primeras tres capas resueltas y tienen que buscar otras cosas.
–¿En la empresa queda hueco para el mundo de las emociones o impera la dictadura de los números y los resultados?
–Queda lugar para las emociones, claro. Eso al final tiene que ver con los valores de la compañía. En DEKRA se pone al empleado en el centro de la ecuación. Con lo cual, claro que hay lugar a las emociones. Los números son importantes. La rentabilidad también pertenece a los objetivos, está claro.
–La presión por alcanzar el éxito, ¿cree que influye en nuestros patrones de conducta?
–Lo que pasa es que el éxito es muy relativo. Lo que para ti es éxito para mí puede no serlo o al revés. Yo me hice mi composición de lugar cuando apliqué y acepté la posición en la que estoy ahora. Una composición de lo que a mí me gustaría que ocurriera en el tiempo en el que esté en mi posición. Para mí, el éxito está muy relacionado con cumplir lo que yo pienso que sería exitoso para mí. La presión me la impongo yo.
–Cuando se está en un puesto ejecutivo, la silla en la que uno se sienta suele ser una silla caliente. ¿Cómo se lleva?
–La clave está en que en el tiempo que estés, en el sitio que te toque, tú seas capaz de dar lo mejor. Los ciclos los tenemos en cualquier posición. Todos los cimientos de la globalización se están cuestionando y estamos en un momento de inestabilidad general.
–Vamos acabando. ¿Concilia bien el sueño cuando se acuesta por las noches?
–Nunca he dormido mucho. En general, soy una persona que se preocupa mucho de que todo esté bien. Y si te preocupas de que todo esté bien, pues a veces te cuesta dormir. A mí me cuesta. O me despierto en mitad de la noche y la cabeza se pone a dar vueltas sobre cómo resolver ciertas cosas que te gustaría que fueran de una manera, pero son de otra. La meditación me ha ayudado mucho en eso.
–Si le toca el Euromillón, ¿seguiría trabajando?
–En general, a mí no me gusta hablar de hipotéticos. Hasta que no estés en la situación, no sabes lo que vas a hacer. Creo que no me gustaría dejar mi cargo sin cumplir con la misión que me he puesto.
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